miércoles, 10 de septiembre de 2014

PERET: EL REY DE LA RUMBA CATALANA.


Los orígenes de la rumba catalana se remonta a la Barcelona de los años 40 en el Portal en el barrio del Ravat, cuentan que un  gitano flamenco, Oncio González, que tocaba la guitarra y cantaba en las juergas del barrio, solía actuar en las bodas gitanas, e inventó una forma de tocar la guitarra que combinaba ritmo, melodía y percusión. y que se la enseñó a su hijo, el Pescaílla (alias Antonio González Batista), y de allí a Peret (Pere Pubill Calaf), que acelera los ritmos, va sólo un paso. Un paso que se convierte en la primera explosión popular. Peret cuenta que cuando era joven iba a la sala de fiestas Rialto, a bailar los mambos de Pérez Prado, vestido de rockero: para él, la mezcla de música cubana y de rock es fundamental en la creación de la rumba catalana.
   



El día que yo me muera que no me traigan flores
que me traigan yerbabuena  que alegra los corazones...

Con la radio y la televisión, Antonio González y sobre todo Peret son los primeros que alcanzan la fama en los años sesenta con su rumba catalana. Descubrir esta mezcla fue como el invento del tinto con casera, o el ron y la coca cola, una combinación que ya resultaría permanente en el mundo de la música.  Antonio González, curtido como guitarrista del comercial cantante aflamencao Rafael Farina, se especializa en versionar boleros o canciones de Frank Sinatra, haciendo unas rumbas sensuales, casi susurradas, pero a un ritmo rápido. Peret se concentra en canciones alegres, de juerga, con letras a veces hilarantes, inventando el toque de guitarra del ventilador con sus giros y toques acrobáticos. En los dos se nota la influencia de la mejor música cubana, de Frank Sinatra, y en Peret de Elvis Presley. Luego Antonio González se casa con Lola Flores, la Faraona, de Barcelona se traslada a Madrid, y pasa a un segundo plano.

 El campo queda casi entero para Peret, que se lo come todo y se convierte en el rey de la rumba. En sus inicios a mediados de los sesenta, Peret tiene un éxito tras otro, basados en un esquema sencillo: guitarras, palmas, a veces piano o bongos. Versiona canciones bailables popularizadas por las orquestas cubanas y de mambos. Su composición en catalán EL MIG AMIC,dedicada a su padre vendedor ambulante, aquí cantándola en catalán en TVE en el año 1969 (y no pasó nada), para Manuel Vázquez Montalbán, es la mejor canción de la nova cançó. 



El CD recopilatorio de grandes éxitos de Peret de Ariola-BMG documenta su  decadencia, y permite contrastar piezas tempranas muy conseguidas con las posteriores mediocres cursilerías carentes de gracia. ¡El pobre Peret llegará a cantar letras de Vizcaíno Casas, participar en el Festival de Eurovisión  y sufrir arreglos del televisivo maestro Adolfo Waitzman! Después incorporará teclados eléctricos, y cantará discos enteros en catalán, pero no volverá a tener la frescura y la gracia de sus primeros discos. Será la Olimpiada de Barcelona y su gitana hechicera la que lo devuelva al primer plano, con el escaparate de su actuación en el Estadio Olímpico  de Montjiuc.


Más adelante, el Rey tiene una crisis, se convierte a la carismática Iglesia Evangélica de Filadelfia, muy popular entre los gitanos, y durante algunos años, el hermano Pedro, sólo cantará a Dios en el templo, dejará las juergas y la bebida, y se reorientará a la vida familiar. . En los últimos años, con la cabeza rapada, parecía un sabio. "Llevo 51 años luchando en este país, haciendo canciones, contagiando alegría. A estos jóvenes, sus padres les habrán dicho: había un gitano que se llamaba Peret, que cantaba 'El tracatrá'... Aunque no es fácil que los hijos acepten esto, porque todos queremos ser distintos a nuestros padres. Pero luego te ven encima de un escenario con 73 tacos y dicen: '¡Hostia, qué huevos tiene éste!'", dijo en una entrevista
Peret fue el protagonista de ese momento, su mejor intérprete y también su caricatura: chuleta, locuaz, encantador, golfo. Hacía cabriolas con la guitarra igual que El Cordobés con los toros (aquello del ventilador), protagonizaba películas malísimas y cantaba versos un poco bobos sobre borriquitos y lágrimas en la arena, porque la música popular es así, un poco vulgar y esa es parte de la gracia. Pero el caso es que por esos equívocos, los chicos con aspiraciones intelectuales de la generación de Peret no se dieron cuenta del genial invento que era la rumba. ¡Como si las películas de Elvis fuesen buenas! Luego, un día vimos a Los Manolos en los Juegos Olímpicos y en España caímos en que todos podíamos sentirnos bastante orgullosos de él.
PERET CANTA CON OJOS DE BRUJO EL MUERTO VIVO
El cantante pidió poco antes de morir que en su entierro el grupo que le solía acompañar en sus conciertos cantase  “porque yo me iré” y El muerto vivo”

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