miércoles, 24 de julio de 2019

50 ANIVERSARIO DE LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA.



La llegada a la Luna es sin duda uno de los mayores hitos de la historia de la humanidad. Estos días  se celebra el 50 aniversario de esta hazaña, que no sólo inspiró una tremenda confianza en sí misma a toda la humanidad sino que también produjo en las siguientes décadas un aluvión de innovaciones tecnológicas que influyeron decisivamente en el desarrollo de nuevos bienes de consumo.

El 20 de julio de 1969, el ser humano puso su pie por vez primera en la Luna. La misión Apollo 11 de la NASA coronaba su objetivo cuatro días después de su lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy de Florida. Se trataba del segundo viaje humano al satélite, aunque el primero de ellos con alunizaje incluido. Tras cuatro días de viaje y avanzar hasta haber abandonado la órbita terrestre, la nave entró en el módulo lunar y comenzaron a descender para posarse en la superficie de la Luna, en una zona denominada Mar de la Tranquilidad.

 Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins fueron los astronautas protagonistas de la gesta. Los dos primeros pisaron la superficie lunar, mientras que el tercero permaneció en órbita sobre ellos. Con la llegada de EE.UU. a la Luna se materializaba el sueño del presidente J. F. Kennedy, expresado en 1961 en un discurso ante el Congreso. Fue Armstrong quien acuñó la histórica frase: 'Es un pequeño paso para un hombre y un gran salto para la humanidad'.

España no permaneció al margen esta proeza. Mientras la opinión pública seguía expectante los progresos de los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins, dos centros de seguimiento de la NASA instalados en la península contribuían al éxito de la misión. Fresnedillas se ocupaba de cubrir el módulo lunar y Robledo de Chavela hacía lo mismo con el módulo de mando.

Sentado frente al televisor, el mundo vio cómo Neil Armstrong pisó la Luna en la madrugada del día 21 de julio a las 02:56 horas (UTC). Y ante la mirada de millones de personas alrededor de todo el planeta, mientras descendía por la escalera del módulo, Armstrong dijo la famosa frase: "Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad". Posteriormente Aldrin se unió a él ofreciendo una simple pero poderosa descripción de la superficie lunar: "Magnífica desolación".

Un periodista, Jesús Hermida, se convirtió en la voz que trasmitió desde Cabo Cañaveral la expectación y la esperanza de aquel día histórico. Durante un momento, pareció que era la Tierra la que giraba alrededor de la luna y no al revés.

Tomaron fotografías, manejaron una cámara de televisión (gracias a la cual los espectadores de todo el mundo pudimos asistir a sus hazañas), colocaron una bandera de Estados Unidos y depositaron una placa metálica con la siguiente inscripción: "Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad".


Mediante picos y palas, los astronautas también recogieron arena y fragmentos de rocas lunares para traerlas a la Tierra y hacer los análisis científicos pertinentes.

La hazaña espacial finalizó cuando el módulo de mando cayó en aguas del océano Pacífico, no lejos de Hawái el 24 de julio. Luego, los astronautas tuvieron que someterse a una cuarentena, ya que podía darse la posibilidad, aunque casi remota, de que hubieran traído algún germen desconocido de la Luna.


Los astronautas Armstrong, Aldrin y Collins, desfilan por la Gran Vía de Madrid unos meses después de su vuelta a la Tierra tras el éxito de la misión Apollo 11


martes, 2 de julio de 2019

LECTURAS DE VERANO VOLUMEN 1

El verano, y más concretamente las vacaciones, es un tiempo que invita a la lectura. La disponibilidad de tiempo libre nos permite acercarnos a esos libros que nos han recomendado durante el curso y no habíamos tenido tiempo de leer y al numeroso muestrario de novedades editoriales que nos han inundado durante la reciente feria del libro.

Hoy vamos a recomendar una serie de libros, una tetralogía, a la que denominan "noir gastronómico", pues junto a los tradicionales cadáveres que pueblan el universo de la novela negra nos encontramos con una personaje más que es el mundo de la gastronomía.


Xabier Gutiérrez es un afamado cocinero y escritor que en el 2015 inauguró una serie de novelas protagonizadas por el agente de la Ertzaintza Vicente Parra y en las cuales restaurantes, enólogos, cocineros, críticos gastronómicos y empresas de catering interactuaban con diversos asesinatos, teniendo todos ellos un paisaje común: San Sebastián.


En su biografía podemos leer lo siguiente: Xabier Gutiérrez (San Sebastián, 1960). Desde 1990 dirijo, como cocinero feliz, el departamento de innovación del Restaurante Arzak en San Sebastián. Lo hago porque me encontré por casualidad por las calles de París a Juan Mari. Y luego dicen que el destino no existe. Colaboro en Radio Euskadi desde hace más de quince años. La radio tiene algo de intimista que me gusta. Imparto clases puntuales sobre innovación en varios master del BCulinary. Me gusta trabajar con gente joven. 

Ha publicado doce libros de cocina y cinco ensayos sobre estética culinaria. Diez de ellos han sido premiados con galardones tan prestigiosos como el Best World Cookbook Award (2005) (2008) y el Premio Nacional de Gastronomía (2006). Además es autor de la tetralogía de novelas de noir gastronómico, El aroma del crimen (2015), El bouquet del miedo (2016), Sabor critico (2017) y De entre el humo (abril 2019) todas con Ed Destino.

En la última novela "De entre el humo" nos encontramos que tras un tiroteo que casi acaba con su vida, el subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra se reincorpora a su puesto. Ya en su primer día, se topa con un caso duro de roer: acaban de hallar un cadáver sin identificar dentro de un contenedor en llamas a las afueras de San Sebastián. 

Cuando averiguan que la víctima trabajaba para dos empresas de catering rivales, la investigación se centra en el mundo de los extras, las personas que trabajan en eventos para la hostelería. Mientras, una de estas empresas recibe el suculento encargo de preparar una lujosa boda inspirada en la clásica película Vértigo (De entre los muertos). Todo empieza a complicarse cuando el equipo de Vicente descubre, precisamente, que la víctima creía en la comunicación con el más allá. El cine, la cocina, los rituales mágicos y uno de los enclaves más excepcionales del País Vasco serán los principales ingredientes para desentrañar las claves de un crimen en el que todos son sospechosos.

En la cuarta entrega de esta serie de noir gastronómico, el subcomisario Vicente Parra empieza a mirar con otros ojos su adicción al trabajo mientras su equipo se adentra en el complejo mundo del catering y en la misteriosa creencia de que es posible hablar con los muertos.

Todas las novelas son autoconclusivas y se pueden leer perfectamente de forma independiente pero si te apetece seguir el orden cronológico  vamos a resumir un poco los temas de las novelas anteriores de la saga:


"El aroma del crimen"

A Vicente Parra, oficial instructor de la Ertzaintza, con sede en el barrio antiguo de San Sebastián, le son asignados dos casos aparentemente muy diferentes. La diseñadora de moda Elena Castaño ha sido salvajemente apuñalada en su mansión y, aunque los indicios apuntan a un robo, pronto queda claro que se trata de un crimen personal disfrazado de asalto. El otro caso es la muerte por insuficiencia renal y hepática de un joven llamado Cristian José, bedel en la universidad. La madre del joven sospecha que la muerte no fue natural, pues ha encontrado importantes cantidades de dinero en efectivo en su casa y, además, llevaba últimamente un tren de vida que no se correspondía con su sueldo. Vicente pronto descubre que los sospechosos están todos relacionados con el mundo de la gastronomía, y más cuando la autopsia del cadáver de Cristian no ofrece dudas sobre las causas de su muerte.


"El bouquet del miedo"

En pleno mes de septiembre, tiempo de vendimia, y a pocos días para que empiece la recolección de la uva, al subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra le asignan la investigación del asesinato de la enóloga Esperanza Moreno, encargada hasta entonces de la elaboración del vino de las Bodegas Sáenz de la finca Marbil, una de las más prestigiosas haciendas de La Rioja, y productora del apreciado vino VVV. Su cuerpo ha sido hallado sin vida en su piso del barrio antiguo de San Sebastián, en medio de un charco de sangre y con la garganta seccionada. Todo parece indicar que se trata de un crimen pasional, cuando a las pocas horas de encontrar el cadáver, desaparece el novio de la víctima, Roberto, operador de cámara en uno de los programas de televisión de cocina más exitosos del país y dirigido por un afamado cocinero. El subcomisario Parra tendrá que dilucidar quién puede estar detrás de este crimen, a la vez que la búsqueda del paradero de Roberto se convierte en una carrera contrarreloj para solucionar el caso. La intriga que yace detrás de la liturgia de la elaboración del vino se mezcla con la tensión y el vértigo que rodean el mundo de la televisión, sus protagonistas y los límites de sus egos y ambiciones. Nadie está a salvo en estos dos sectores tan competitivos donde el poder lo puede todo.


"Sabor crítico"

Ha transcurrido un año desde que asesinaron a balazos a Ferdinand Cubillo, Ferni, un reputado crítico gastronómico del País Vasco. El subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra y su equipo se encargaron en su día de interrogar a quienes pudieran haber estado relacionados con el crimen. Pero la investigación ha resultado, hasta el momento, infructuosa. Aun así, Vicente Parra no cejará en su empeño por aclarar lo ocurrido en un caso que, más allá de la muerte de Ferni, está relacionado con el misterio que se cierne sobre unos acontecimientos ocurridos hace más de treinta años. Parra quiere revitalizar el caso, y justo entonces se suceden otras muertes que parecen relacionadas con la de Ferdinand Cubillo. Por una parte, estos crímenes complican la investigación, pero, por otra, pueden ayudar al subcomisario a resolver de una vez por todas la muerte de Ferdinand Cubillo y, sin proponérselo, a descubrir un misterio que había permanecido oculto durante casi cuarenta años.

Si tenéis ganas de pasar un rato entretenido y a la vez  unas ganas locas de tomar una copa de vino o de acercaros a un buen restaurante a probar un plato nuevo o poner en práctica una nueva receta, os recomiendo esta serie de novelas noir gastronómico.

Feliz verano.

By Yola

lunes, 1 de julio de 2019

OLIVIA Y ERROL






Hoy la actriz Olivia de Havilland, cumple 103 años, más de la mitad de ellos alejada del Hollywood que la vio triunfar, la Melania de “Lo que el viento se llevó” o la señora que le plantó cara a las grandes productoras llevando a los tribunales a la Warner y al sistema de acuerdos leoninos de los grandes estudios. Contra todo lo previsto, y pese a la larga procesión judicial, ganó. Pero hoy solo me voy a limitar a repasar un aspecto importante de su vida, como es su relación con Robin Hood, el general Custer o con el Capitan Blood, es decir la historia de Errol y Olivia…

Cuando se conocieron, en un test de pantalla, la historia de la Warner cambió para siempre. "Fue un flechazo", contaría décadas después Olivia de Havilland (Tokio, 1916), recordando el impacto que le produjo su primer encuentro con Errol Flynn. Había nacido una pareja eterna que llenó los bolsillos del productor Jack Warner y que compartió créditos en ocho películas entre 1935 y 1941, siete de ellas dirigidas por Michael Curtiz ('Capitán Blood,' 'La carga de la Brigada Ligera', 'Four’s a Crowd', 'Robin de los Bosques', 'Dogde, ciudad sin ley', 'The Private Lives of Elizabeth and Essex' y 'Camino de Santa Fe'). Su colaboración acabó con 'Murieron con las botas puestas' (Raoul Walsh, 1941), cuando la actriz ya "estaba aburrida de ser el interés amoroso del protagonista", afirmaría. "Un estereotipo de personaje que hacía poco más que esperarle o animarle. Mi ambición era lograr papeles más complejos. Lo que hacía no iba a ninguna parte."
En su época, Errol y Olivia habían sido el equivalente de Fred Astaire y Ginger Rogers en las películas de acción. Desde El capitán Blood, de 1935, hasta Murieron con las botas puestas, de 1941, rodaron siete taquillazos de aventuras. Eran como Bogie y Bacall, aunque sin mantener una relación fuera de la pantalla, ¿o si?

Mujer temperamental y de gran belleza, tuvo un romance célebre -que confirmó  casi 60 años después- y de final infeliz con el actor y rompecorazones de origen australiano Errol Flynn. En la autobiografía que escribió antes de morir, en 1959, Flynn le declaró su amor imperecedero. Algo que, según ella, la sorprendió mucho. "Yo no lo rechacé. Me sentía también muy atraída por él. Pero le dije que no podíamos tener nada mientras él siguiese con Lili (su esposa de entonces, Lili Damita)".


De Havilland afirma que se han escrito "muchas tonterías respecto a esta relación sentimental". La actriz confiesa que Flynn fue "bastante injusto" con ella algunas veces que trabajaron juntos y menciona un caso concreto, cuando en 1940, ambos hacían la película “Camino de Santa Fe”, de Michael Curtiz. En una de las escenas en la que aparecían los dos, Flynn se las ingenió para que a ella se la viese sólo de espaldas. "Creo que estaba enfadado porque Jimmy Stewart estaba haciendo otra película en el mismo estudio y venía continuamente a verme", explica la actriz, que añade: "Jimmy y yo estuvimos varios meses juntos aquel año (1940) y supongo que Errol estaba celoso".

Era 1957. Se encontraba en un baile benéfico en el nuevo hotel Beverly Hilton…“De pronto noté que me besaban en la nuca”, recuerda la intérprete,... “Me di la vuelta y me encontré con aquel hombre demacrado. Errol le ofreció su brazo. “¿Te puedo acompañar a la mesa?”. Ninguna mujer podía negarse a aquello, menos aun la que más había contribuido a crear la imagen de galán de Flynn, la doncella Marian frente al Robin Hood interpretado por el actor. Y así entraron en el salón de baile aquellos personajes colosales, al fin reunido.


“Nos sentamos —rememora Olivia— en una mesa con siete u ocho damas jóvenes y guapas”. Al ser el centro de atención Errol se animó y desplegó todo su encanto. “No sé muy bien por qué, pero fui enfadándome cada vez más al ver que Errol les estaba haciendo más caso a ellas que a mí —confiesa la actriz, que aún lamenta haberse dejado dominar por las emociones—. Yo vivía en París, estaba felizmente casada con un francés maravilloso, tenía dos hijos estupendos. ¿Por qué sentí celos?”. Los dos iconos apenas se dirigieron la palabra durante la cena. “Cuando se terminó el baile, me despedí y me marché sola en un taxi”, cuenta.
Y ¡cómo no¡ terminaré con una escena de mi pelicula favorita.La despedida entre Custer y Libby constituye sin duda uno de los momentos dorados de la historia del cine, bella construcción intimista de un himno al dolor y al amor por parte de dos seres que se aman intensamente y que saben que nunca más se volverán a ver.




  “Pasear a su lado por la vida fue muy agradable, señora”