jueves, 30 de enero de 2014

A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS

La última película de los hermanos Coen es una obra totalmente prescindible, desde mi punto de vista.
Nos cuenta la biografía de un joven cantante de música folk en el Nueva York de principios de los años 60.

Guitarra en mano, se enfrenta al duro invierno (la sensación de frío se percibe durante toda la película), 
y a una serie de obstáculos creados por él mismo en su mayoría. Sobrevive gracias a la generosidad de amigos y extraños, de hecho cada noche tiene que buscarse una casa donde dormir, trabaja donde puede y subsiste con el sueño de actuar en un club de Chicago o que un magnate de la música solicite su trabajo.



Este personaje me ha resultado muy desagradable. No entiendo porqué tengo que pasar dos horas con alguien que desde el primer plano no tiene el menor atractivo para mí, al que todo le sale mal, su vagabundeo, sus historias con sus novias, desagradecido con sus amigos.



Sólo cuando aparecen los personajes típicos de las películas de los Coen es cuando esta cinta mejora. Cuando aparece John Goodman que interpreta a un viejo músico de jazz yonki, en un extraño viaje en coche a Chicago, donde pasan cosas muy raras.



Los hermanos Coen hacen películas donde ellos se lo pasan muy bien mientras escriben el guión y ruedan y que les gusta mucho a la crítica (este film recibió un premio en el pasado festival de Cannes) pero, no siempre, coinciden en gustos con el público en general (creo que este es uno de esos casos).



Como decía al principio, esta película para mí es totalmente prescindible, no perdáis el tiempo, hay cosas más interesantes que ver.

By Yola

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