viernes, 10 de enero de 2014

DESAYUNO EN LA HIERBA. ÉDOUARD .MANET (1863)

De la serie Esto Me Suena


Esta obra fue presentada por Manet  en el Salon des Refusés - de los Rechazados - precisamente para que el público pudiera dar fe de por qué habían sido defenestrados. Los críticos fueron muy tajantes con la escena de Manet, mientras que los jóvenes artistas - quienes, más tarde, conformarán el grupo impresionista - consideraron la obra como una muestra de vanguardismo. Por lo tanto, El Baño se considera punto de ruptura con el arte académico y tradicional. El título de Desayuno en la hierba sustituyó al original cuatro años después. Manet pareció inspirarse en una jornada de baño en el Sena para realizar un desnudo en un paisaje, el sueño de todo pintor según el escritor Émile Zola. Para ello empleó a su modelo favorita, Victorine Meurent. Por supuesto resulta chocante el contraste entre la desnudez de la joven y los dos hombres que la acompañan, siendo ésta la gran novedad de la imagen. Y es que Manet buscó su inspiración en las "fiestas galantes" del último Barroco francés - en las que también aparecían mujeres desnudas junto a hombres vestidos - empleando como modelos el Concierto campestre de Tiziano - atribuido por aquellas fechas a Giorgione - y un Juicio de París de Rafael, grabado por Raimondi. En estas fuentes clásicas aparecen asimismo las figuras femeninas desnudas pero no habían supuesto ningún escándalo. ¿Y por qué esta escena, aparentemente continuadora de la tradición clásica, sí motivó un fuerte escándalo en el Salón? Porque suponía una muestra de la modernidad, al ser una joven burguesa cualquiera la que posaba desnuda ante dos hombres. Por lo tanto, sería rechazada por un jurado que, admitiendo desnudos en el Salón, no podía permitir que este canto a la vida moderna se exhibiera en las paredes del recinto oficial. En referencia a los tonos empleados, resulta sorprendente el contraste entre los negros trajes masculinos y la clara desnudez de la modelo, que elimina las tonalidades intermedias para marcar aún más ese contraste. El empleo del negro puro no era muy académico, por lo que las obras de Manet siempre eran censuradas por críticos y jurados oficiales. Al fondo recurre al abocetado que caracteriza sus primeras escenas, quizá para marcar la sensación de profundidad y de aire, como hizo Velázquez, uno de sus pintores favoritos. El fuerte foco de luz incide directamente sobre el grupo, sin apenas crear sombras, apreciándose aquí la influencia de la estampa japonesa. Resulta interesante mencionar el excelente dibujo del que siempre hará gala el artista, aprendido en el taller de Couture y en las largas sesiones del Louvre copiando a los clásicos, que sirvieron siempre de referencia al pintor
Raimondi. Grabado sobre el Juicio de Paris




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