jueves, 13 de febrero de 2014

EL JUCIO FINAL DE MIGUEL ÁNGEL

Capilla Sixtina. VISITA VIRTUAL




 

En el Juicio Final, una vez más, Miguel Ángel, exhibe su admiración por la anatomía humana que le lleva, incluso, a desnudar la figura de Cristo. Pero, las nuevas corrientes, que se esforzaban por unificar la maltrecha situación de la iglesia después de la reforma luterana, propugnaban una moral mucho más estricta y severa. El escándalo y la polémica que suscitó el descubrimiento de las imágenes son una prueba de ello.


La desnudez de los santos, la evidencia de los atributos sexuales, los atormentados por los diablos por haber pecado contra el sexto mandamiento o los abrazos de los bienaventurados en el Paraíso resultaba no sólo inconveniente e indecoroso sino, también, un escándalo sin paliativos. Del mismo modo, resultaba absolutamente irrespetuosa la imagen de un Cristo Juez sin barba o la de los ángeles sin alas.

Uno de los máximos detractores de la desnudez expuesta en el Juicio Final fue el maestro de ceremonia  Biaggio Cesana, quien  lo consideraba indecente por su desnudez. En venganza, Miguel Ángel, lo representó en el lado derecho, con los condenados, gran nariz, melena blanca y aires episcopales, que llama la atención por sus dos orejas de asno y una serpiente que saliendo de las llamas, se enreda en su cuerpo (Minos).
Pablo III, demostrando sentido del humor, le contestó a las protesta; “Hijo mío, si el pintor te hubiera puesto en el purgatorio, yo habría podido hacer algo para salvarte, pero te ha colocado en el infierno, y allí yo no puedo hacer nada NULLA EST REDEMTIO”.
Además, el Juicio Final está sobre el altar de la capilla, y cuando el sacerdote, en la celebración de la liturgia, dirige la mirada hacia el crucifijo que está situado en el mismo, tiene que dirigir inevitablemente su mirada hacia un punto del mural: la puerta que da acceso al Infierno

En 1565, Volterra, pintor y escultor manierista, fue el encargado de cubrir los cuerpos desnudos, pintando sobre ellos una especie de túnica, por orden de Pio V, en plena contrarreforma trentina;  a partir de entonces será conocido como IL Bragtettone.


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