viernes, 14 de marzo de 2014

PAPA FRANCISCO, UN AÑO DE PONTIFICADO.

Desde el primer minuto, Jorge Mario Bergoglio dejó en claro que su pontificado sería diferente. Apenas salió al balcón para saludar a los miles de fieles que aguardaban emocionados conocer al nuevo Papa, el argentino se inclinó y pidió que rezaran por él. Fue el 13 de marzo de 2013. Un año después, el pontífice no ha parado de sorprender al mundo con sus gestos de humildad y cercanía, lo que le han valido una aprobación nunca antes vista entre los católicos y ha puesto a la curia al borde del infarto. Lejos del protocolo y la suntuosidad que rodearon a otros pontífices, Francisco ha sabido ganarse y recuperar a los fieles para su iglesia. Una iglesia católica que venía golpeada como pocas veces en su historia. Veamos algunos actos que son gestos muy simbólicos de la personalidad del papa Francisco.


Francisco ha renunciado desde el primer momento a los lujos tradicionales de los Papas para abrazar la austeridad. Ya la noche de su elección, cuando se asomó al balcón de San Pedro para presentarse a los fieles, lo dejó muy claro: se presentó vestido con el hábito blanco, con su habitual cruz de plata sobre el pecho y sin la muceta de terciopelo rojo. Ha renunciado al coche de lujo y se desplaza en un utilitario. Pero, sobre todo, se ha negado a vivir en el apartamento pontificio, alegando que sus 150 metros cuadrados son demasiados para él solo y que prefiere estar en contacto con la gente.
Ninguno de los 265 Papas precedentes adoptó el nombre de Francisco. Bergoglio es el primero que lo hace, reconociendo que lleva ese nombre en honor de san Francisco de Asís, . "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".


 la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo en el Instituto Penal de Menores 'Casal del Marmo' donde lavó los pies a 12 jóvenes de diferentes nacionalidades, dos de ellos, mujeres y una de ellas musulmana. O la visita al centro de acogida de Lampedusa.
Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto


El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’ (…). En lugar de ser solamente una Iglesia que acoge y recibe, manteniendo sus puertas abiertas, busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente.
En  el vuelo papal de regreso de Río de Janeiro, el papa argentino no tiene reparos en hablar de aquellos a quienes la Iglesia ha vuelto la cara:  si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla.


No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar   




Tampoco han dejado indiferente a nadie sus recorridos en el jeep sin capota --durante los cuales ha bendecido a niños y enfermos, quedando en el recuerdo su abrazo a un hombre con el cuerpo lleno de tumores--; ni sus misas en Santa Marta, donde ha clamado contra la corrupción, el apego al dinero, el cotilleo, la hipocresía, el triunfalismo y los "escándalos". Y todo ello mostrando alegría. (sin cara de acelga como otros.

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