viernes, 30 de mayo de 2014

COMER, BEBER, LEER 8

Aprovecho para esta sección (que tenía un poco olvidada) que acabo de terminar de leer la última novela de Ignacio Martínez de Pisón titulada La buena reputación.


En 1984 Ignacio Martínez de Pisón debutó en la narrativa con La ternura del dragón, un relato de carácter minimalista que encerraba gran intensidad y que hacía presagiar que nos encontrábamos ante un nuevo autor a quien habría que seguirle la pista.

Pocos autores en la literatura española de hoy han profundizado tanto en las relaciones de familia como Martínez de Pisón. En varios de sus libros es el tema principal, y el eje en torno al que giran los relatos suelen ser ellas más que ellos. Pasaba en María bonita y en El tiempo de las mujeres, por citar solo dos de los títulos más conocidos del escritor aragonés.

La buena reputación, novela número 11 en la trayectoria del autor, viene tras la calurosa acogida de El día de mañana, que muchos consideran su mejor trabajo hasta la fecha y que se hizo con el Premio de la Crítica y con el Ciutat de Barcelona, encabezando una considerable lista de galardones. El cine, otra de sus pasiones, también le ha acompañado en su trabajo como guionista de 'Las 13 rosas' y 'Chico y Rita'.



 La buena reputación nos narra la historia de tres generaciones de una familia, que despliega su existencia entre Melilla y Zaragoza, con pasos intermedios en otras ciudades (Málaga y Barcelona). Una familia marcada por el origen judío del progenitor, que lo lleva al final de su vida a embarcarse en una tarea de salvamento de los suyos hasta crearse una buena reputación a la que hace referencia el título. Martínez de Pisón dibuja un fondo histórico reconocible, que va de la desaparición del Protectorado de Marruecos al incendio del hotel Corona de Aragón, en el que está a punto de perecer una de las protagonistas. Aunque lo importante en esta novela son los sentimientos y las actitudes. Todo ello, marcado por la reputación de cada uno.

Cuando uno escribe una novela sobre una familia, lo que intenta es que el lector acabe formando parte de esa familia de forma tan estrecha que acabe queriendo y odiando a sus miembros, como nos pasa con los familiares más cercanos. Conocemos sus virtudes, pero también sus flaquezas, y detestamos estas porque, en el fondo, son las nuestras”.
De ahí que le guste especialmente la frase promocional que la editorial ha extraído de su texto: “No era la mejor familia del mundo pero era mi familia”.
A través de las relaciones entre Samuel y Mercedes primero, sus hijas Mirian y Sara y sus nietos Daniel y Elías, avanzamos por un largo período de nuestro pasado reciente hasta finales de los años ochenta. Acompañados todos ellos por un conjunto de personajes secundarios, como Felisa o Alegría, que 
completan el retrato de una época.

La familia formada por Samuel y Mercedes celebraba, junto a algunas fiestas típicas de la tradición hebrea como el Rosh Hashana, las fiestas cristianas y  las Navidades y constituían una de ellas para celebrar en familia. Todas las Nochebuenas, un plato que no podía faltar en la mesa era el Cardo con piñones. Acompañado de una botella de champán.


El cardo es un producto típico de Navarra pero se consume en toda España. Hay muchas recetas para cocinar el cardo y es un plato típico de las cenas de Navidad. El cardo, junto a la alcachofa, constituye un alimento ideal para el hígado y la vesícula. Ayuda a hacer las digestiones y a eliminar líquidos.

Con respecto a la bebida que nos acompaña hoy, hemos elegido un champán que a mí (y a nuestra amiga Vicky) nos gusta mucho. Se trata del Champagne Louis Roederer Brut Premier. Esta marca está considerada como una de las mejores maison de champagne.



Su estilo delicado y fiel a la calidad lo convierten en uno de los mejores espumosos del mundo. Elaborado de parcelas grand y premier cru. Más de tres años de crianza en las cavas. Punzante y recto. Con una buena textura cremosa que invita a beber y una refrescante acidez. ¡Una de las mejores compras de Champagne!

Está elaborado con las variedades de uva Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Meunier. Siguiendo la tradición, Brut Premier se elabora de la mezcla de, como mínimo, cuatro vinos de distintas cosechas, entre un 8% y un 25% de lo cuales procede de vinos de reserva, lo que le confiere el sello inconfundible de la Maison Louis Roederer. Criado sobre sus lías durante 3 años. Posteriormente descansa durante 6 meses después de su degüelle para que la complejidad de los vinos de reserva se entremezcle armoniosamente.


No dejes de probarlo, te lo recomiendo.
Hasta la próxima.

By Yola

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