jueves, 6 de noviembre de 2014

LOS MORANCOS, MANGANDO

Mangando y nosotros jodios mientras esos tios se siguen forrando...


«Ellos con dinerito, y yo cortito, y tú cortito, y todos cortitos. Y eso te toca, porque a mí me toca». Los Morancos estrenan en Youtube «Mangando», la versión de la canción de Enrique Iglesias que los hermanos Cadaval han grabado en la calle San Jacinto de Triana y en otros puntos de Sevilla como el puente del Alamillo o el paseo Juan Carlos I. El videoclip es una crítica sobrada de buen humor que carga contra corrupción al ritmo de la canción del verano.
Mariano Rajoy, Jordi Pujol o la infanta Cristina. Los Morancos, encarnando a la pareja La Omaita y La Antonia, se pasean por la calle San Jacinto reparten a diestra y siniestra entre la clase política acompañados de una compañía de baile que coreografía este «Mangando», carta de presentación de su último espectáculo «En positivo», que se puede ver en el teatro Nuevo Apolo de Madrid desde el pasado 17 de octubre y hasta el próximo 11 de enero.


LOS MORANCOS MANGANDO. PULSA AQUÍ

«Cuatrocientos veinte euros de jubilación, pá mi yerno, pá mi hija, pá ni nieta y yo. Y pá colmo cada vez que veo las noticias, los políticos de España siguen sin temor… Mangando, mangando (…) nosotros jodíos mientras esos tíos se siguen forrando», reza una canción compuesta por César y Jorge Cadaval y Lolo Seda. Por su parte, el videoclip es obra de la productora sevillana Forraje Film con la colaboración del cuerpo de baile de Las Bayaderas, una academia de danza clásica y moderna de Cádiz.
El videoclip, a escasas horas de su estreno en Youtube, ha alcanzado gran viralidad en las redes sociales, donde los seguidores de los Morancos han elogiado el «Mangando». «Si es que en Triana hay mucho arte», comenta @Jenpr27. «Una canción que refleja verdades», añade @Bea_Galiano.
Los vecinos de Triana han sido testigos privilegiados de la grabación. Hace escasos días, César y Jorge Cadaval, La Omaita y La Antonia, sorprendieron a los transeúntes de la calle San Jacinto que, viendo el alboroto, sacaron sus teléfonos 

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