miércoles, 4 de febrero de 2015

POLÍTICOS DES-CORBATADOS


El reciente triunfo en Grecia  de Alexis Tsipras,  da paso en la nueva politica a que un nuevo tipo de estilo entre el poder, aunque parece solamente simbólico el no uso de la corbata es un  golpes de efecto bien estudiado y con sentido pragmático Se puede decir también que es el primer Gobierno occidental sin corbatas. Igual que Tsipras en la víspera, casi ninguno de sus ministros  la llevaba r en la ceremonia de toma del poder y la mayoría juraron con la fórmula civil. No obstante, pese a los aires de cambio, no hay ninguna mujer. La estética Podemos llega al poder suprimiendo la prenda de vestir que lo simboliza.
El ministro de Economía, Yanis Varoufakis, ha dado mucho que hablar (como no podía ser de otra manera) con sus modos un poco chulecos de estrella del rock se ha metido en el bolsillo a gran parte de la población griega, sobretodo la femenina, aunque no así a los miembros de la troicka comunitaria,  se movió como pez en el agua durante la reunión que mantuvo con su homólogo británico, el conservador George Osborne, en la residencia oficial de este último en Downing Street, uno con su impecable estilo Oxford y el otro con camisa azul metálico, los faldones por fuera muy en estilo de la nueva estética podemos..

 Es innegable que la corbata tiene un marcado carácter que no deja las revoluciones indiferentes. Desde su aparición como tal  y su adopción por las clases civiles burguesas,  la prenda  quedó asignada como distintivo de una forma de entender la vida vinculado con la ostentación, la riqueza y el sentido elegante de la vida. Por ello no fue raro que  al principio de nuestra democracia Alfonso Guerra hablara de la toma del poder por los “descamisaos”.

El por qué los "poderosos" prefieren hacer uso de ella es bastante obvio, ya que lleva el mensaje implícito de estar muy por encima de los demás y por tanto el portador de la prenda es alguien a quién se debe respetar y hasta incluso obedecer.

 Según  Patricia Centeno autora del libro “Política y Moda”, en algunas ocasiones, pueden relevar un estatus económico. Esta circunstancia puede resultar peligrosa, porque en algunos ambientes puede considerarse como ostentatorio. Los portadores de corbata siguen representando la élite económica, política y social

 A pesar de que esta prenda es, desde finales del siglo XIX, un básico del uniforme masculino, históricamente ha contado con grandes defensores que la han considerado un símbolo de masculinidad (hay incluso quien ve en ella un símbolo fálico...) y enconados detractores que han criticado su total inutilidad. Pero lo cierto es que en su origen, sí tuvo un por qué.
Las primitivas corbatas (cuya paternidad debemos a los mercenarios croatas que servían al rey francés Luis XIV, que enrollaba en la parte superior de sus camisas unos trozos de tela de colores) fueron muy bien acogidas por los franceses porque sustituían a los almidonados e incómodos cuellos de encaje que padecían los caballeros hasta mediados del s. XVII.
La corbata que conocemos hoy, que nació en los años 20 y es significativamente más sencilla que la que se lucía hasta entonces,  se asocia con un estilo clásico y conservador, parece que conserva su puesto en los armarios masculinos por su valor estético, su asociación con la elegancia y el protocolo y, sobre todo, por su gran fuerza simbólica (aporta credibilidad, poder, prestigio...).


Hoy día casi todas las corbatas terminan en un corte angular. ¿Por qué? Parece ser que esto se debe a unos estudiantes ingleses que estaban en un colegio de élite. Cansados de la típica represión inglesa de la época se les ocurrió que ya que llevaban esta prenda como parte obligatoria del uniforme escolar. ¿Por qué no sacarle partido burlándose de ella? Así que observando su parecido con el sexo masculino se les ocurrió la broma pesada de recortar con unas tijeras todas las corbatas y hacerle una punta haciendo que el parecido con el pene fuera mayor. 

 En cualquier caso, la corbata también logró conquistar el mundo a base de marcar diferencias entre unos y otros y convertirse en el símbolo de lo que querían alcanzar quienes estaban en la base de la pirámide social: formaba parte del uniforme de los colegios privados, era la clave para entrar en los restaurantes más exclusivos, la lucían quienes no realizaban trabajos físicos…

  Steve Jobs, hizo de la no corbata uno de los preceptos más importantes de una religión que profesan miles de jóvenes de todo el mundo y su uniforme (pantalón vaquero, zapatillas blancas y jersey de cuello vuelto negro) es imitado por un gran número de fieles: "

A pesar de tantos ataques, la corbata salió victoriosa y entró en el siglo XXI atada sobre todo al cuello de los mandamases del sector político y financiero, donde casi nadie se atreve aún a discutir su presencia. Pero cada vez más voces cuestionan su reinado y estamos asistiendo a un rebrote del movimiento de contestación a la corbata "Es evidente que se está apoderando del hombre, incluso de los que ocupan las altas esferas, una relajación en el vestir y una mayor informalidad que es bien vista por la sociedad", reconoce Patricia Centyno .Los movimientos populares como el eje bolivariano  o los recientes casos Podemos  o griegos "Los ataques más fundados contra la corbata siempre se han basado en su nula utilidad",

La corbata es quizá la prenda con mayor valor simbólico (trasmite jerarquía, orden, seguridad, seriedad...) y eso asegura su supervivencia. Así que sus detractores decidieron utilizar ese argumento para acabar con ella. Como en Irán, donde el sentimiento anticorbata creció gracias a la campaña que sus líderes políticos realizaron para denunciar que el complemento era un símbolo de la opresión occidental que, en nombre de la identidad nacional, no debía usarse. El mensaje caló tanto que hoy la mayoría de ejecutivos iraníes visten elegantes trajes occidentales, pero sin la dichosa prenda.

El mismo argumento se ha utilizado en Sudamérica, donde muchos líderes han sido noticia por prescindir de la polémica prenda en sus viajes oficiales a países encorbatados. Lo fue los representantes del Eje Bolivariano como  Evo Morales, por lucir un jersey en su recepción con el rey de España.

Los expertos están  convencido de que, para que en Occidente se extendiese esa teoría de la liberación de la corbata su no uso tendría que institucionalizarse políticamente: "Si el próximo presidente de Estados Unidos jurase su cargo sin ella, sería más fácil que empezáramos a relegarla al fondo del armario. De hecho, torres más altas han caído. En su día, John Kennedy fue el primer presidente en ser proclamado sin llevar su sombrero en la mano y aquello fue el principio del fin de esta prenda".


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