miércoles, 11 de marzo de 2015

FUERZA MAYOR.

Las calificaciones de las películas más comunes son “apta para todos los públicos” “menores acompañados” y “para mayores de 18 años”; pues bien, viendo la película “Fuerza Mayor”, habría que añadir una nueva calificación: “No apta para parejas en crisis”, ya que unas de las cosas  que conseguirán al ver esta película es que la crisis de la pareja se agrave, muchos más si hay hijos de por medio. Qué duda cabe, que también puede servir para la reflexión sobre una de las instituciones en crisis en todas sus posibles modalidades, como es la pareja.  Así ya sea la milenaria y religiosa institución del matrimonio, como las diferentes formas de  unión de una pareja, se observa que con el paso del tiempo aparecen los conflictos que erosiona la pareja. Que el roce hace el cariño queda  demostrado que es totalmente al contrario el roce de dos cuerpo produce fricción y desgastes.: ya lo pensó  Aristóteles, así antes que la Metafísica está la Física.

 Una familia de turistas ricos, una estación de esquí y una avalancha de nieve. El padre entra en pánico, huye y deja a su familia atrás. Justamente lo contrario de la figura heroica que el cine acostumbra a retratar. A partir de esta premisa, el cineasta sueco Ruben Östlund construye en Fuerza mayor un drama familiar tan inquietante como insólito, que ganó el Giraldillo de Oro del Festival de Sevilla.


. “Lo vi claro en un clip de YouTube –asegura el director-. Es un vídeo grabado en un restaurante al aire libre en una estación de esquí. Vemos cómo una avalancha de nieve supuestamente controlada se acerca peligrosamente a los comensales y cunde el pánico, se escuchan gritos y la gente se abalanza debajo de las mesas, aunque finalmente todo queda en un susto. Es impresionante cómo la energía del momento cambia radicalmente, en décimas de segundos, cuando los turistas advierten que la avalancha puede llevarse a todos ellos por delante”.

Vemos cómo el padre huye con el teléfono en el momento de pánico mientras que la madre se abalanza sobre sus hijos para protegerlos.  El miedo, junto con el humor, es el elemento clave de la película. Asistimos al miedo en estado puro, sin efectismos, el del marido que cree que va a morir y en su afán por sobrevivir se olvida de proteger a su familia y sale corriendo. Se pone de manifiesto el choque entre la razón y el instinto y se despiertan algunas cuestiones interesantes. ¿No debería el instinto hacer que el marido fuera a proteger a su familia? ¿Si instintivamente no protege a su familia es porque verdaderamente no los quiere? ¿El instinto está relacionado con el amor o residen en compartimentos distintos? Todo esto se subraya con el título, que nos pregunta si la supervivencia es la Fuerza mayor que está por encima de cualquier cosa, incluso del amor.



Los que hicimos el servicio militar, en la cartilla nos ponían una nota que decía “valor: se le supone”. Explorando el comportamiento humano en situaciones límites, las estadísticas de varias catástrofes, y a partir de ellas, desde el Titanic hasta el Estonia, se puede concluir que los hombres tienen más posibilidades de sobrevivir que las mujeres y los niños. En cierto modo, la idea del hombre heroico que protege a su familia se revela estadísticamente falsa. De hecho, en las situaciones límite sucede generalmente lo opuesto. Pensé que eso era bastante interesante, que planteaba una serie de cuestiones de género.
Por cierto la escena final de Fuerza Mayor tambiçen esta basad en un  vídeo de youtue sobre un conductor español. lIdiot Spanish busdriver almost kills students”.


 ...para Elena (nuestra relación está a prueba de avalanchas)

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