lunes, 13 de abril de 2015

LA BALSA DE LA MEDUSA DE GÉRICAULT

Esto me suena...
La Balsa de la Medusa fue el cuadro insignia del movimiento romántico francés, por su tono apasionado y tétrico, con el hombre desconocido como protagonista absoluto de la historia.




La obra se basa en un hecho real: el dos de junio de 1816 la fragata “medusa” naufraga frente a la costa oriental africana. Su capitán, que demuestra ser un desalmado más que un inepto, consigue el cargo por el apoyo de los gobernantes de turno de la Francia de la restauración.  El capitán y sus oficiales emplearon las barcas salvavidas abandonando a los 149 marineros que les acompañaban, ya que los consideraron socialmente inferiores. Y, en una balsa que estos últimos construyeron, navegaron a la deriva durante 13 largos días en los que se sucedieron escenas de locura, desesperación y canibalismo. Sólo veinte sobrevivieron (cinco de ellos fallecen durante el rescate).





Rescatados finalmente por un carguero, es en el otoño del año siguiente cuando los supervivientes publican el relato de lo sucedido,  el estado se encarga antes de ocultar el suceso. Hubo un artista que no quiso olvidar


Ni la poesía ni la pintura podrán jamás hacer justicia al horror y la angustia de los hombres de la balsa”. Las palabras de Géricault ayudan a entender que la obra acusa directamente al Estado Francés de abandonar a sus ciudadanos y de ocultar información. Y si todavía no queda clara la posición del artista, el uniforme en el agua de un soldado francés (parte inferior derecha) representa el derrumbe político y militar de Francia.
Abandono, desesperación, esperanza, realismo…La Balsa de la Medusa es dinamismo y emoción, pues lo vemos tanto en el brazo en escorzo del personaje de la derecha como en los rostros y gestos de los supervivientes (las manos juntas del hombre con los cabellos peinados por el viento). Además, el hacha ensangrentada es clave para comprender que hubo escenas de canibalismo.



Géricault realizó este cuadro (óleo sobre lienzo 491 x 716 y de estilo romanticismo francés, para dar a conocer el hecho y, tras dos años en que se prohibió que lo expusiera al público, finalmente se ofreció al Salón Oficial y causó un tremendo escándalo social.

Géricault pintó este cuadro de casi cinco metros de alto y más de siete metros de ancho. Hizo numerosos bocetos y estudios previos sobre los cadáveres y restos humanos sacados de cementerios y ejecuciones públicas.

La escena recoge el momento en que los náufragos avistan la fragata que no los recogerá. Los personajes componen toda una galería de las expresiones posibles, desde la desesperación más absoluta del anciano que da la espalda al barco, pasando por los primeros atisbos de la esperanza, hasta llegar al entusiasmo desbordado de los hombres que agitan sus camisas al horizonte.


La visión es completamente dantesca, con la balsa medio deshecha por el oleaje, los cuerpos de los muertos, putrefactos, mutilados, desperdigados por la balsa.

Como dato curioso hay que señalar, que el joven hombre muerto que sostiene el anciano del manto rojo es el retrato de Delacroix, íntimo amigo de Géricault. A su vez, Delacroix le correspondió, retratando a Géricault como uno de los muertos en el infierno que cruza su Barca de Dante.

1 comentario:

  1. Está buena tu entrada, pero estaría padre que pusieras de quién son las fotos o la referencia :)

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