martes, 7 de abril de 2015

LADY DAY, CIEN AÑOS CANTANDO.

Entre las voces femeninas del jazz, la de Billie Holiday (1915-1959), constituye un caso singular por lo azaroso de su vida contada por ella misma en su famosa autobiografía titulada: "Lady Sings The Blues". En ella, Billie Holiday relata cómo fue su vida desde la misma infancia: violación, acusaciones de prostitución, reformatorios, alcohol, drogas, racismo, cargos por tráfico de estupefacientes, cárcel, inhabilitación para cantar y, por último, la muerte.
Billie Holiday tenía una voz tan ronca y especial que no necesitó de ningún aprendizaje para dominar con facilidad los complicados giros del jazz y ofreció unas interpretaciones tan intensas que cuando se cumplen cien años de su nacimiento, sigue siendo la número uno.

 Una voz privilegiada y una vida errática, con una madre que la tuvo con apenas 13 años, un marido maltratador y una adicción al alcohol y la heroína que la llevó a morir arruinada y sola, en la cama de un hospital y bajo arresto domiciliario, con tan solo 44 años, en 1959. Pero pese al tiempo pasado y a lo corta de su vida y carrera, la cantante es recordada  y aclamada como una de las más grandes, lo que se refleja en diversos homenajes, principalmente en Nueva York, la ciudad que la acogió y en la que desarrolló toda su carrera.


El mundo de la música quiere recordar a una de las cantantes más influyentes, que supo hacer de su voz uno de los instrumentos más precisos y eficaces.-
A los 14 años se reunió con su madre en Harlem y comenzó a ejercer la prostitución hasta que fue detenida y encarcelada durante cuatro meses. Tras esa estancia en la cárcel comenzó a cantar profesionalmente junto a un vecino, el saxofonista Kenneth Hollan.




Ya con el nombre de Billie Holiday -en homenaje a su padre, guitarrista-, empezó a deslumbrar con una voz que no había educado y que había formado a su manera, realizando imitaciones de cantantes como Louis Armstrong o Bessie Smith.
Un estilo rompedor y sofisticado, una forma especial de frasear y una entonación profunda que se diferenciaba inmediatamente del tradicional jazz que imperaba en la época. Fue  ganando prestigio en el mundo del jazz y el punto culminante de sus inicios, fue la serie de grabaciones que realizó junto al saxofonista Lester Young, que la bautizó como Lady Day
Pero fue su interpretación de Strange Fruit, la historia del linchamiento de un negro y una dura condena del racismo que aún imperaba en Estados Unidos, la que le dio una enorme popularidad en 1939 y marcó un antes y un después de su carrera.
God Bless the Child, Trav'lin' Light, Gloomy Sunday, Lover Man, Summertime, I'll be seeing you, Crazy he calls me, Body and Soul son algunos de los títulos que se hicieron míticos con su voz.

En los años cuarenta, Billie entró en un bucle: su imagen de Mujer Atormentada dictaba el tono de sus grabaciones, que reforzaban el estereotipo de la solitaria, la incomprendida, la maltratada. Eso se tradujo en interpretaciones ralentizadas, donde exprimía el contenido emocional de sus letras.


Grabó más de un centenar de temas profundos, hipnóticos y cautivadores que siguen manteniendo su vigencia en la actualidad, al igual que su imagen, anclada en el blanco y negro, con su sonrisa melancólica y la eterna gardenia blanca que adornaba su pelo.


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