martes, 16 de junio de 2015

SIGFRIDISMOS: SIGFRIDO MARTÍN BEGUÉ



 Sigfrido Martín Begué falleció en 2010, en Madrid, su ciudad natal, con sólo cincuenta y uno años. Aunque calificado como “el pintor de la movida”, sus registros fueron más amplios. Formado como arquitecto, desarrolló su trabajo en conexión con incontables referencias vinculadas a todos los ámbitos de la cultura (mitologías clásicas y contemporáneas, literatura, música, además del arte del pasado y de las vanguardias). Su pintura se presentó desde el principio como una especie de pintura conceptual, a veces alegórica, repleta de alusiones enigmáticas, pero siempre irónica, cuando no directamente sarcástica. Una de sus mayores preocupaciones fue el destino de la pintura en el mundo contemporáneo, un problema que se planteaba con más inteligencia que dramatismo. Y con notable optimismo, pues nunca dejó de pintar.
 Autor de un estilo figurativo plagado de delicadas figuras inspiradas en la mitología y en el mundo de los sueños, sus cuadros recrean paisajes poblados por seres fantásticos y etéreos. De sólida formación académica, tenía una preparación muy clásica por herencia materna y paterna pero se lanzó sin paracaídas a la movida, seducido por la efervescencia creativa de ese momento, Martín Begué fue uno de los artistas más destacados de la transición cultural de los 80. Ouka Lele, el Hortelano, Pedro Almodovar o Carlos Berlanga, eran algunos de los amigos inseparables de aquellos años. El profesor Francisco Rivas escribió que su obra se caracteriza por el clasicismo en las formas y la modernidad de los contenidos.


  Sus fuentes de inspiración más inmediatas tenemos que buscarlas en el surrealismo figurativo más de Magritte y Paul Delvaux que el de Salvador Dalí, y la pintura metafísica de Georgio de Chirico; se interesa más por la vía onírica, un surrealismo figurativo cuyas obras exhiben un realismo fotográfico, totalmente alejadas de la pintura tradicional, pero ligadas a ella a través de su interpretación actual, recordarán  el estilo figurativo de sus ilustraciones en El País Semanal, valiéndose de los motivos de la pintura simbolista y de la metafísica, que acompañaban los artículos de Antonio Muñoz Molina en su última página.





 La colaboración que Martín Begué  y el artista fallero Manolo Martín iniciaron en 1993 con las macroesculturas de Los divinos instaladas en la plaza Mayor de Madrid para acompañar actuaciones  de diverso tipo. Allí podía verse a Paco de Lucía tocar la guitarra junto a las figuras de Pablo Picasso, Don Juan o Federico García Lorca








Esa colaboración se prolongó con varias colaboraciones ,participando Sigfrido en una Falla gigantesca dedicada a Pinocho, en el año 2002,  el Ministerio de Asuntos Exteriores invitó a Martín Begué  a colaborar en una exposición que, con motivo de la Presidencia española de la Unión Europea, programó en el edificio Justus Lipsius de Bruselas. En cooperación con Manolo Martín, ideó la instalación de las Euromeninas, unas figuras europiestas  "inequívocamente duchampianas",

“Nadie se muere de nada salvo de vivir", solía decir este ho
mbre polifacético que, atravesado por la carrera de Arquitectura, lo mismo pintaba otros mundos posibles, que diseñaba el vestido de la Barbie en su 35º aniversario o una falla con un pinocho gigante; o montaba una ópera como El Barbero de Sevilla o tan pronto le encargaba a sus alumnos que dibujaran una coca-cola gigante.




Homenaje a Sigfrido Martín Begué - 1959-2010 from ARTISTAS on Vimeo.

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