lunes, 5 de octubre de 2015

KATE WINSLET CUMPLE 40 AÑOS

Kate Winslet cambia de década. La actriz cumple 40 años y lo hace encarnando el verdadero women's empowerment de Hollywood: defendiendo sus curvas, huyendo de la cirugía estética y, qué casualidad, siendo una de las intérpretes más respetadas.
Más allá de por sus reseñables dotes interpretativas, el público y la crítica  se ponen de acuerdo en reconocerle por su autenticidad, sus oídos sordos a las críticas recibidas por su peso y su postura contra la cirugía.


 


Las cifras que jalonan su carrera y su vida  pueden marear: Hoy cumple los 40  años, más de treinta películas, seis veces nominada y ganadora de un Oscar ((por su papel de Hanna Schmitz en The Reader),  de dos Globos de Oro, dos Bafta, y hasta un Grammy, dos divorcios, tres matrimonios y  tres hijos;  pero a ella no parecen provocarle el más mínimo vértigo: “Mi vida no es perfecta. Se parece mucho a la de otras madres: no tengo cocineros en casa, y prescindo, a propósito, de beneficios que me la harían más fácil. No quiero ser una estrella de cine. Quiero que mis hijos vean que tener servicio es algo que está fuera de lugar”.
Aunque Kate interpretó su primer gran papel en Criaturas celestiales, en 1994, no fue hasta que la vimos en la proa del Titánic junto a Leonardo DiCaprio cuando se convirtió en lo que ella niega ser: una estrella se cine no era la típica actriz guapa y delgada, Sus curvas no le preocupan, todo lo contrario: “Estoy muy a gusto conmigo misma. Cuando tenía 22 años miraba a otras mujeres y decía: ‘Son tan guapas... Nunca llegaré a ser como ellas’. Y ahora, con 40 años, tres hijos y sin ninguna operación estética, me siento muy bien”. No le importa cumplir años. Para ella soplar velas es ganar en madurez, en experiencias, en aprender a dar a cada cosa la importancia justa: “Según pasa el tiempo ganas derechos y uno de ellos es el de no estar obsesionada con tu apariencia”.

Los "problemas" de Winslet llegaron con su temprano éxito por "Titanic" (1997), que aunque no le dio el Oscar la convirtió en estrella de la noche a la mañana. La joven tenía apenas 21 años cuando se metió en la piel de una dama de alta alcurnia que se enamora de un pobre don nadie.

Después de "Titanic", podría haber realizado cualquier papel taquillero, pero se decantó por encarnar a mujeres complicadas. Así, dio vida a la joven Ruth en "Holy Smoke" (1999), a la novelista enferma de Alzheimer Iris Murdoch en "Iris" (2001) o a Sylvia Llewelyn Davies en el filme sobre Peter Pan "Finding Neverland".

Dentro de las actrices, pertenece a la liga anti cirugía estética. "Nunca caeré. Va en contra de mi moral, de la forma en que me educaron mis padres y de lo que considero la belleza natural. Soy actriz, no quiero congelar la expresión de mi cara".


Una de las anécdotas divertidas es que guarda el Oscar en el baño, ya  en su discurso de agradecimiento cuando recogió el Oscar, Winslet explicó que de pequeña ensayaba lo que iba a decir si algún día ganaba la estatuilla sosteniendo frente al espejo del cuarto de baño un bote de champú. Quizás por ello, la actriz tiene el Oscar guardado en su lavabo, aunque ella ofrece una explicación aún más peculiar. "Decidí tenerlo ahí para que todo el mundo pudiera cogerlo y decir aquello de: quiero darle las gracias a mi hermano y a mi padre... Además puedo saber cuando alguien lo ha hecho porque tarda un poquito más en salir después de que suene la cisterna, y vuelve del baño algo sonrojado".

Con 40 años puede presumir de ser una actriz que gracias a su carácter ha podido aportar su granito de arena en la ardua tarea de forjar un nuevo modelo de actriz en el que no solo prima una cara y un cuerpo bonito, un nuevo modelo por el que ya han apostado otras actrices como Meryl Streep o Emma Thomson.

En breve podremos verla en los cines en la nueva película sobre la vida de Steve Jobs acompañado por Michael Fassbender.

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