martes, 2 de febrero de 2016

LEILA ALAOUI, FOTÓGRAFA ASESINADA

Leila Alaoui, la fotógrafa joven más aclamada del momento, fue asesinada la pasada semana en un ataque terrorista que dejó otros 29 muertos en el hotel Splendid de Ouagadougou, la capital de Burkina Faso. Era el recinto, supuestamente seguro, donde se daban cita los internacionales y el personal de la ONU. Pero Al Qaeda en el Magreb Islámico reventó sus muros, primero con un coche bomba y luego con un intenso tiroteo y el secuestro de más de cien personas.

 La fotógrafa franco marroquí Leila Alaoui era una de esas artistas que se empeñan en retratar a la gente invisible, la que nunca aparece en los medios. Hace varios años decidió recorrer Marruecos con un laboratorio fotográfico portátil para llegar a los lugares más recónditos. Logró plasmar la dignidad y el orgullo que emanan de personas olvidadas por los medios, el poder y el resto de la sociedad. De ese viaje, que ella consideraba todavía inacabado, nació uno de sus más célebres trabajos, Los Marroquíes.
Para presentar su trabajo, Los marroquíes, escribió: “Los fotógrafos utilizan a menudo Marruecos como marco para fotografiar a los occidentales, para darles una impresión de glamour, mientras relegan a la gente local a una imagen rústica y de folclore, perpetuando así la mirada condescendiente del orientalismo. Yo he tratado de contrarrestar esa mirada adoptando en mis retratos técnicas de estudios análogas a las del fotógrafo Richard Avedon en su serie ““In the American West”, , que muestran a las personas con gran autonomía y elegancia, y reflejan el orgullo y la dignidad de cada individuo”

 Tenía una brillante carrera sus espaldas. Hija de un empresario marroquí y de una fotógrafa francesa, Alaoui nació hace 33 años en París y vivió su infancia en Marrakech. Estudió fotografía en la Universidad de Nueva York y vivía entre París, Marrakech y Beirut. Colaboró con el New York Times y la revista Vogue y había expuesto en el Instituto del Mundo Árabe, de París, en Dubai, Sevilla, Buenos Aires, Beirut, Amsterdam…
Alaoui estaba en Burkina Fasso haciendo uno de sus trabajos de denuncia, esta vez para Amnistía Internacional, retratando a mujeres trabajadoras. Se encontraba aún fuera del recinto, junto con su conductor,  cuando se vieron rodeados de disparos. Iban a cenar, cuando la locura del terrorismo islamista irrumpió en su vida. El hombre murió en el acto. La joven falleció en un hospital, tras estar dos días tratando de superar sus graves heridas en piernas y torso. Llegó a estar consciente, a hablar con su familia, pero no pudo superar el último ataque al corazón.

Alaoui,  se había convertido en un ejemplo de la mujer árabe "sin ataduras, con presencia en el mundo del arte, una visionaria que trataba temas como la inmigración o los derechos de la mujer", como ha afirmado su prima Yalda Alaoui al diario británico The Independent, justo tras el entierro de la periodista en Marrakech, un sepelio al que acudieron más de mil personas, muchas de ellas mujeres, sin velo, sin miedos.
Apenas tenía 33 años, pero su nombre se pronunciaba con reverencia, promesa hecha realidad, la fotógrafa más prometedora de su generación, capaz de hundirse en los peores conflictos del mundo para gritarlos y de mezclarse con personajes famosos, de la moda o el deporte, siempre tratando de exprimir su esencia.


 Sus imágenes se han expuesto en todo el mundo. Era una habitual en publicaciones de referencia como The New York Times y Vogue. Las fronteras, las razas, las religiones, las diferencias de sexo, fueron siempre el eje de su trabajo.

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