viernes, 9 de septiembre de 2016

IAN RANKIN & JOHN REBUS


El escritor escocés Ian Rankin ha ganado esta noche el X Premio Internacional RBA de Novela Negra con la obra "Perros salvajes", en la que sitúa nuevamente en la trama a sus dos policías protagonistas, John Rebus y Malcolm Fox. Además de los 125.000 euros y de la publicación del libro, el escritor escocés pasa a formar parte de un elenco de autores de la talla de Philip Kerr, Andrea Camilleri, Francisco González Ledesma, Michael Connelly o Don Winslow,
  
  

Ian Rankin (Cardenden, 1960) se ha convertido con la serie del inspector John Rebus, que incluye 22 títulos, en uno de los autores del género más leídos del mundo y referente de la novela policíaca desde su debut en 1987. El valor que tiene la literatura, y en especial la novela negra, para “comprender el caos en el que estamos sumidos, señalar a los culpables e intentar hacer aflorar un sentido de justicia. La novela negra nos habla del complejo mundo moral, social y político en el que vivimos. En el fondo, propone un interrogante muy simple: ¿por qué los seres humanos siguen haciéndose cosas terribles unos a otros, a sí mismos y a su planeta?”, se pregunta Rankin,

Su personaje, John Rebus nació en 1947, en una familia humilde. Entre los años 68 y 70 estuvo en el ejército, destinado principalmente en Irlanda del Norte. Más tarde ingresó en la policía. Su trabajo se centra en una comisaria de Edimburgo, ciudad a la que adora. Es su ciudad, su vida, el lugar donde ha trabajado siempre, donde está su pub Oxford o el Royal Oak, la ciudad donde lo respetable y el crimen se retroalimentan. Pero su relación con la ciudad es diferente. Nuestro  policía se mueve por ese extraordinario y a veces siniestro y claustrofóbico sitio a diario, pero para él no es una vista bonita, es un enorme escenario del crimen que está esperando y que recorremos con él en cada puente, con cada investigación, con cada caso, con cada cadáver.  Odia estar fuera de Edimburgo.

Es un hombre que se contenta con poco: un piso, un coche destartalado, sus libros y su inmensa colección de música. Piensa que ha fracasado en las cosas importantes: el amor, la amistad y la vida familiar. Fuma y bebe mucho, principalmente whisky, pero tampoco le hace ascos al ron, a la cerveza o al vino. En algunos momentos consigue dejar de lado la bebida. Tiene muchos compañeros pero pocos amigos. Al entender de algunos es un poco gafe  y metepatas, a veces un auténtico grano en el culo.  
 Aunque Rankin aparentemente ya había jubilado a Rebus, su gruñón investigador, que acababa de cumplir 60 años, en 'La música del adiós', la novela número 17 del ciclo, el personaje se había convertido en una parte incombustible del patrimonio nacional y la noticia de su despedida provocó una verdadera conmoción en Gran Bretaña. El clamor de protesta fue tal que Rankin no tuvo más remedio que hacerle volver de su retiro como asesor externo de la policía para que saliera a investigar puntualmente y a regañadientes los casos aparentemente más irresolubles.

Adicto al trabajo, en sus investigaciones es tenaz, una auténtico sabueso, sigue las pistas hasta que ve como las cosas van adquiriendo cierto orden. Las novelas de Rankin transcurren en un tiempo real, la cronología de los hechos se concreta, los detalles se van plegando a la exposición correcta. Pero a veces necesita algo más para poder avanzar y para ello cuenta con su dosis de psicología y cabezonería que hace ir tocando las teclas (y las pelotas) adecuadas hasta precipitar los acontecimientos que le llevan a la resolución del crimen. No puede evitar implicarse personalmente en sus casos.
En la novela ganadora del RBA,  Perros salvajes, la banda mafiosa de Joe Stark y su hijo Dennis, que tiene su centro de operaciones en Glasgow, se ha desplazado a Edimburgo a la caza de un transportista que les ha robado un cargamento de droga, una visita que pone en alerta al poderoso gángster local, Darryl Christie, y a su predecesor todavía influyente, Big Ger Cafferty.

El inspector Malcolm Fox es asignado como enlace entre la policía de Edimburgo y una unidad de agentes encubiertos que ha llegado de Glasgow para vigilar de cerca los movimientos de la banda.

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