sábado, 28 de octubre de 2017

BIRD

 


Clint Eastwood, gran aficionado al jazz, dirigió magistralmente Bird en 1988, biopic del genial saxofonista alto Charlie Parker, apodado Bird. Si te gusta el cine y el jazz y  si aún no la ha visto,  podrás verla  el viernes día 3 de Noviembre, dentro de las actividades de la Semana de Jazz, organizada por la Coctelera en colaboración con la Asociación Beber de cine.

Se narra en la película, que tras tocar en un club de jazz, Parker regresa a su casa, borracho, donde inicia una discusión con su esposa Chan. Ante su lamentable estado, Charlie Parker ingresa en un hospital, donde el director del mismo cree que la mejor solución es tratar a Parker con electroshock; pero Chan se opone porque piensa que ello acabará con la creatividad de su marido.

Es imposible contar en algo más de dos horas todo lo que vivió este hombre que murió con tan sólo 34 años, pero el gran Clint Eastwood exprime lo más significativo de su vida y legado. Charlie Parker empezó muy joven con el saxo, y gracias a su corpulencia y a la libertad familiar que le permitieron sus padres, se metió muy rápido en los clubs de jazz de su ciudad natal, Kansas City. Después de mentir sobre su verdadera edad, logró un empleo como saxofonista, tras lo que siguieron las primeras experiencias con las drogas y el primer matrimonio. A los dieciséis años, su vida era la de un adulto. A partir de ahí, la existencia de Bird transcurre entre el jazz, grabaciones, actuaciones, sufrimiento, ingresos hospitalarios, dos intentos de suicidio (uno por la muerte de su hija, a la que Parker no pudo atender médicamente), y todo regado por las drogas y el alcohol.

Ser el inventor de un estilo musical está reservado a los genios, a los que pasan a la historia. En la década de los cuarenta del siglo XX, cuando el swing estaba en declive, Charlie Parker revolucionó el jazz e inventó el bebop.

El 9 de marzo de 1955, Charlie Parker se presentó en casa de la baronesa Nica de Koenigswater, una rica, intelectual y fan del jazz. Ante el lamentable estado de Bird, llamó al médico, que intentó hospitalizar al saxofonista, víctima de cirrosis y úlceras de duodeno, pero Charlie se negó. Eligió morir en aquel aristocrático piso de la Quinta Avenida. Tenía 34 años.

Su leyenda, que se había anticipado a su  muerte, cubrió entonces la inmensidad de la noche.



JAZZ ENTRE AMIGOS: CHARLIE PARKER

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