martes, 3 de octubre de 2017

SAN FRANCISCO DE ASÍS EN LA PINTURA


Hace 790 años fallecía en su localidad natal de Asís (Assisi, en italiano), en la región del centro de Italia llamada Umbría, uno de los personajes religiosos más queridos y carismáticos de todos los tiempos: Francisco de Asís, nacido Giovanni di Pietro Bernardone en 1181. Hijo de un rico comerciante de telas que formaba parte de la incipiente burguesía de Asís y que viajaba con frecuencia a Francia, precisamente recibió de niño el apelativo de Francesco (francesito) por su afición a la lengua francesa y los cantos trovadorescos, que le valdría otro sobrenombre: el de "juglar de Dios". Aunque el más emblemático es el de il poverello d'Assisi, el "pobrecito de Asís", por su abrazo de la pobreza como forma de vida.

Su vida se inspiró en Mateo 10,9  Jesús dice a sus discípulos: "no lleven oro, plata o monedas en el cinturón" cuando viajen para predicar el Evangelio. Se sintió inspirado a hacer lo mismo y comenzó a viajar para predicar el arrepentimiento en pobreza.

Durante la quinta cruzada, Francisco y un acompañante viajaron a territorio musulmán para visitar al sultán de Egipto y Siria, Al-Kamil.
El Santo predicó ante el sultán, y para demostrar su gran fe en la religión cristiana, desafió a los presentes a un "juicio de fuego", que consistía en que él y un musulmán caminen por un sendero en llamas, con la idea de que el seguidor de la religión verdadera debía ser protegido por Dios.
Francisco se ofreció a ir en primer lugar, pero Al-Kamil rechazó el desafío. No obstante, el sultán quedó tan impresionado por su fe que le dio permiso a Francisco para predicar en su tierra.




LOS MOTIVOS DEL LOBO  (RUBEN DARIO)

El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,

las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.

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