sábado, 14 de julio de 2018

EL VERANO DE HOPPER



Edward Hopper fue un artista pictórico estadounidense del período modernista, se especializó en el retrato urbano y el estilo denominado "Realismo americano", fue el pintor de la “gran depresión” americana. Las obras de Hopper son descriptivas y muy pensadas en cada detalle: iluminación, personajes, sicología y entorno. Reacio a responder preguntas sobre él y su arte, al ser preguntado en una ocasión dijo: "La respuesta a todo está en el lienzo...
 Hopper pintó sobre la soledad y la falta de comunicación entre las personas. En verano, una chica está sola, de pie sobre un escalón, lleva un vestido blanco y un sombrero. ¿Qué hace ahí? ¿En qué piensa? ¿Qué le sucede? Las posibles respuestas están en el que la mira. En los cuadros de Hopper siempre le resulta posible al espectador suponer una historia.

Por eso decimos que los personajes de Hopper parecen estar siempre a la espera, expectantes, atrapados en una inmovilidad temporal: miran a la inmensidad por la ventana, pero también nosotros como voyeurs les miramos a ellos a través del cristal; siempre ese juego de miradas cruzando los espacios físicos e íntimos.

Desde muy temprano, mostró una gran fascinación por el uso de la luz. Velázquez, Goya y Rembrandt estuvieron entre sus pintores de cabecera, de los que admiraba el dramatismo que conseguían con la iluminación. Así, se convirtió en el gran pintor de la luz americano. Dominó la técnica a la perfección para conseguir importantes contrastes entre brillantes interiores iluminados y las tinieblas que se adivinaban al otro lado de las ventanas. Casi toda su obra paisajística  tiene como inspiración sus veranos en Cape Cod, donde refleja la luz del verano durante la depresión de los años 30

De su series de Marinass, donde destacan los barcos en mitad del mar o faros que se observan a lo lejos, se observa rápidamente una diferente perspectiva con respecto a sus obras de “realismo sucio”. Aquí no es tan evidente esa melancolía y soledad, pese a que sigan sin aparecer grupos de personas, y sobre todo destaca un azul vivo que otorga a todo el conjunto mucha más vida que la que es visible en el resto de sus obras.

Cierto que se observa poca variedad en sus marinas, tal vez consecuencia de que estas obras se pintaron siempre en Cape Cod, donde Hopper veraneó prácticamente toda su vida, pero al menos ofrecen un poco más de color y aire que el resto de su obra.

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