jueves, 16 de mayo de 2019

ALEXEI SOVERTKOV:

Alexei Sovertkov, el ruso renacentista.



Si el renacimiento supuso una ruptura con la unidad estilística del momento, Alexei Sovertkov (Rusia) le da una vuelta de turca e inspirándose en las pinturas de la época coloca ante los ojos del espectador sus particulares vírgenes y caballeros medievales.

Reunidos en su serie de retratos digitales Digiclassicism Sovertkov plasma en su fotografía gestos y posturas que encontraríamos en cualquier retablo de cualquier iglesia, eso si, revisados y «aderezados» con elementos propios de nuestro siglo; amalgama de épocas que sorprende tanto por lo imaginativo como por su técnica.

Maestro de la iluminación, consigue que la mirada de sus protagonistas contenga la vitalidad necesaria para arrastrarnos a un momento de la historia en el que muchos axiomas, afortunadamente, fueron puestos en duda.
“Estuve 12 años estudiando historia del arte y filosofía hasta que logre los primeros resultados satisfactorios, inspirándome en los antiguos maestros del Cuatroccentto y Cinquecento italiano. La mezcla de estas disciplinas hace que su obra sea académicamente en la forma e inclasificable en cuanto al mensaje. Irónicamente y con un sentido crítico y caricaturesco está llena de símbolos de la URSS, siendo los camaradas Lenin y Stalin unas de sus musas que inspiran varias de sus series de fotografías. Política, ética y religión me funciona muy bien. Son como acertijos a los que no les pongo solución”. Dice, que de momento, no ha tenido problema con Putin preocupándole más la censura de Facebook e Instagram.

En otra de sus conocidas series, Portraituning, encontramos más retratos y un tratamiento más surrealista si cabe. Con sus manipulaciones digitales convierte serenas imágenes en caricaturas, donde nuevamente la mirada nos envuelve, nos insinúa sensaciones y sentires más o menos virtuosos.

A Alexey hay dos cosas que detesta: el arte moderno “solo veo 
superficialidad y degradación de la técnica, y sobre todo la estética soviética heredada de Stalin, aquí es rotundo: “Me pone enfermo, la odio desde que era niño. El arte y la cultura soviética fueron tremendamente aburridos”

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