La exposición «Holi, la celebración del amor” de Cristina García
Rodero, estará en la Galería de Juana Aizpuru -Madrid- del 9 de enero al 20 de
febrero de 2020.
Con el equinoccio de primavera la India se empapa de colores: verde
para la armonía; azul para la vitalidad; rojo para el amor, naranja para el
optimismo... La cámara de Cristina García Rodero nos muestra la locura de este
festival que se celebra en los estados de Karnataka y Uttar Pradesh.
Holi es el festival del color que se celebra en toda la India y que
conmemora el comienzo de la primavera, el final de la cosecha y el triunfo del
bien contra el mal. Los jóvenes arrojan polvos de diferentes colores para
desear amor, fortuna y vitalidad mientras bailan y cantan en las calles y
templos. Las mujeres fingen golpear a los hombres que se protegen con escudos
para recrear la ira de la diosa.
Allí García Rodero ha obtenido unas imágenes de un extraordinario
colorido, que sorprenden en alguien que ha viajado por medio mundo documentando
festividades religiosas en riguroso blanco y negro.
«Es muy hermoso,
pero muy incómodo de trabajar. La cámara suele tener un dedo de polvo de
diferentes colores. Este polvo lo llena todo, tu pelo, la mano... no sabes de
dónde llega, pero lo hace a chorros. Es un gran espectáculo visual. He visitado
distintos pueblos y siempre he descubierto cosas nuevas. Pero es muy difícil
meterte».
Holi, más conocida como la fiesta de los colores, es la
conmemoración simbólica de una leyenda de la mitología hindú que cuenta cómo un
rey arrogante, que había decretado que en sus dominios sólo podría adorársele a
él, resentido contra su propio hijo Prahlad porque éste veneraba ante todo al
dios Vishnu, intentó matarle varias veces.
Como no pudo conseguirlo, el rey pidió la intervención de su
hermana, la famosa Hólika, de quien se decía que era inmune al fuego. La
demonia consiguió atraer a su sobrino y sentarse con él en una hoguera. Pero curiosamente,
el chico salió ileso mientras su tía murió abrasada.
Es este acontecimiento mitológico una de las cosas que Holi
celebra. Por eso, la víspera de la celebración y como representación simbólica,
el ancho mundo de la India se ilumina con enormes hogueras donde queman
estatuas de la Hólika, símbolo del mal que sólo el fuego regenerador puede
destruir.
Pero Holi es también la celebración hindú del equinoccio de
primavera, y por tanto del erotismo y la
fertilidad. En un país donde hay tantos festivales como días, éste es el
más original y sorprendente de todos. Se celebra en el mundo indio el día
siguiente a la luna llena de marzo, anticipando así el principio del terrible
verano que dura abril, mayo y junio.
Es una explosión de vitalidad previa a los largos meses de letargo
producidos por un calor asfixiante que derrite el asfalto, que paraliza a
animales y hombres, que amarillea la vegetación, aniquila voluntades y nubla la
razón. Un calor que ya en mayo alcanza los 45º C y que sólo se verá mitigado
por la llegada de las lluvias monzónicas que lo transformarán en un calor
húmedo pero más soportable.
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