jueves, 10 de abril de 2014

UNA NOVELA Y UNA PELI.

LA BUENA REPUTACIÓN de Ignacio Martínez de Pisón.
"El Protectorado combina a la perfección cierto exotismo libresco y una realidad algo mugrienta que me atrae mucho”.

La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de encontrar nuestro lugar en el mundo. Autor imprescindible de las letras españolas, Ignacio Martínez de Pisón logra en estas páginas un retrato nítido y veraz de la vida cotidiana y el devenir de una familia
La promoción habla de “la gran novela de Ignacio Martínez de Pisón” cuando se refiere a La buena reputación, que ha llegado recientemente a las librerías. Sus 640 páginas recorren 30 años de un rincón de nuestra geografía muy particular, y especialmente de actualidad en los últimos meses: Melilla. Como el propio autor ha destacado, podemos abordar esta gran novela como la suma de cinco nouvelles, protagonizadas por otros tantos componentes de una misma familia.
La novela es en realidad una suma de cinco novelas breves, más o menos de la misma extensión, que cuentan la historia de diferentes miembros de una familia: el cabeza de familia, su mujer, una de las dos hijas de ambos, los dos hijos de ésta... En cuanto terminé la parte correspondiente a Samuel, el cabeza de familia, las piezas se fueron ordenando por sí mismas y vi con bastante claridad lo que quería contar de unos y otros y la extensión que les iba a dedicar. Las novelas sobre familias siempre tienden a crecer y crecer. Una vez que te has metido en la vida de los miembros de una familia, ves que son muchas las cosas que puedes contar sobre ellos. Todas las familias tienen su novela, y siempre es una novela larga.


Samuel y Mercedes forman la primera generación protagonista de La buena reputación, una pareja que contempla con preocupación el futuro de sus dos hijas ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán, Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada.

9 MESES DE CONDENA.
Es la cuarta película francesa más vista del año pasado. Escrita, dirigida e interpretada por Albert Dupontel  se  estrena el 11 de abril en España, tras obtener el premio de mejor guion  y mejor actriz (Sandrine Kiberlain) en los últimos premios César.
Sandrine Kiberlain, 46 años, compone con maestría el papel de rata de juzgado. En febrero obtuvo el César a la mejor actriz (el segundo de su carrera tras el de mejor actriz revelación en 1996), superando a Léa Seydoux, favorita por La vida de Adele.



Concretamente, la trama se inicia con los sucesos de una nochevieja en la que la aludida magistrada se enrolla con un delincuente en la calle, después de emborracharse en la fiesta de rigor. Luego damos un salto en el tiempo de seis meses y descubrimos que está embarazada, estado que le cuesta poco rastrear a esa noche fatídica. Atributo justificado porque ella vive orgullosamente sin familia y en solitario, inmersa en sus expedientes y sus sentencias, por lo que la noticia le trastorna por completo sus planes de carrera y bienestar… Impedimento que será acentuado por la entrada en escena del supuesto padre, un tal Bob Nolan, acusado ahora de un crimen tan horrendo como inverosímil, que se refugiará en el apartamento de la jueza para pedirle resguardo humanitario y ayuda legal. Sin desvelar más acontecimientos, cabe añadir que este hecho supondrá un evidente conflicto de intereses para la protagonista, debatiéndose entre su futuro profesional y el maternal, encaminando sus peripecias hacia un desenlace que pueda unir estos dos frentes abiertos de la narrativa.

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