miércoles, 21 de mayo de 2014

JANO, CARTELISTA DEL CINE ESPAÑOL.

Una exposición rinde homenaje al genial cartelista de cine Jano


Su verdadero nombre: Francisco Fernández Zarza. Un seudónimo tomado del protagonista  de un serial para cómic que dibujó en los inicios de los cuarenta, con tan solo catorce años. Su formación, según sus propias declaraciones, fue autodidacta,  fue, sin duda, uno de los cartelistas de cine más polivalentes. A él se deben no menos de 5.000 carteles. Y como él mismo confesó sólo se sentía  satisfecho de un grupo reducido de ellos.  Trabajó en los murales de la Gran Vía y, poco a poco, se hizo con un sitio privilegiado entre los cartelistas de cine. En su estudio de la Calle Bordadores, llegó a trabajar para 20 distribuidoras simultáneamente.

JANO, MAESTRO DE CARTELES DE CINE
(ENLACE DE DÍAS   DE CINE)

 JANO fue uno de los mejores retratistas del "star-system", nacional e internacional, claro que no por su voluntad. Su indiscutible versatilidad debió ponerse al servicio de los encargos. Los distribuidores querían y exigían diseños realistas y fácilmente reconocibles. Sus trabajos siempre van a ejecutarse bajo esa doble tensión entre lo que quería y le permitían hacer. A pesar de todo se impone su profesionalidad al mostrarnos con gran dignidad una parte importante de nuestro raquítico y esperpéntico estrellato: Joselito , Sara Montiel, o Paco Martínez Soria .

 Los problemas de JANO y otros cartelistas no se produjeron sólo con los comitentes, sino con la censura. Esta no sólo controlaba las posibles licencias eróticas del film, también hacía retocar rostros, cuerpos o ropajes demasiado sugerentes.


Nadie puede negar su calidad como dibujante. Algunos de sus dibujos como el de El desterrado de las islas (Carol Reed, 1951), y las caricaturas incluidas en más de uno de sus carteles -en ocasiones sin usar el color- demuestran que sus trazos firmes y rápidos podían competir con los de los más ingeniosos dibujantes de "tebeos" y tiras cómicas de su época. En los años cincuenta y sesenta realizó bastantes portadas para revistas de cómics, reinterpretando mitos decisivos del medio en varias cubiertas de la colección "Novelas Gráficas" de la Editorial Dolar. 


 Sus habilidades en la aplicación del color no eran menores. El colorido intenso y la expresión dramática fueron las armas usadas en el cartel. En los sesenta asimila estupendamente los aires del Pop Art. Aplica un colorido vivaz a carteles como el de Giuletta de los espíritus (Federico Fellini, 1965
 En ocasiones, imita los métodos compositivos de prestigiosos cartelistas. Es el caso de Pena de muerte (Jorge Grau, 1973), donde se inspira en las síntesis visuales de Saul Bass; precisando más, en sus carteles para las películas de Otto Preminger Anatomía de un asesinato (1959) o El hombre del brazo de oro (1955). Esas composiciones más agresivas, mezclando el "collage", la fotografía y el dibujo, le fueron permitidas en más carteles de los setenta como Pim, Pam, Pum... ¡Fuego! (Pedro Olea, 1975), con un escandaloso fondo amarillo sobre el que se sitúan una "agresiva" y joven Conchita Velasco, una efigie de Fernando Fernán Gómez -ejercitando en ellos su facilidad para el retrato fiel- y un fotograma rojizo, recortado en forma de corazón resquebrajado.



  Donde JANO ha ganado más admiradores es con sus caricaturas. Los ejemplos serían innumerables, si bien me parecen excelentes las incluidas en La ciudad no es para mí, en torno a la figura de Paco Martínez Soria, la síntesis naïf de  Un rayo de luz, al servicio de Marisol, la simplicidad surrealista de Atraco a las tres. . También fueron empleadas hasta la saciedad por todos los reclamos de las pseudocomedias eróticas que inundaron los cines en la década de los setenta.

  Donde JANO ha ganado más admiradores es con sus caricaturas. Los ejemplos serían innumerables, si bien me parecen excelentes las incluidas en La ciudad no es para mí, en torno a la figura de Paco Martínez Soria, la síntesis naïf de  Un rayo de luz, al servicio de Marisol, la simplicidad surrealista de Atraco a las tres. . También fueron empleadas hasta la saciedad por todos los reclamos de las pseudocomedias eróticas que inundaron los cines en la década de los setenta.
 JANO habría de contribuir a todos los géneros y subgéneros hispanos. Destacaría en el taurino, en el que sus carteles -sus modelos encajan perfectamente en la tradición más respetuosa- eran directos y populares, destacando cuando era necesario a las estrellas, que lo eran del ruedo y la pantalla 


 En el cine español las primeras barreras de la censura en caer fueron las sexuales, lo que produjo una verdadera fiebre de películas en las que todo estaba pensado en función de la exhibición de desnudos más o menos moderados.  



  Continuando con los géneros, se hace evidente su soltura para elaborar composiciones que se identifiquen, por ejemplo, con el dinamismo y el ritmo de los Westerns.. La variante del género que triunfa en ese periodo es el "Spaguetti-Western" .Sus mejores muestras son las aportadas por Sergio Leone, y para su película Por un puñado de dólares (1964), JANO, aplica un diseño que insiste en la carismática figura del pistolero cazarecompensas -Clint Eastwood-, justo después de haber eliminado a uno de sus oponentes














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