sábado, 8 de noviembre de 2014

CRISTOBAL TORAL

Se lo considera uno de los grandes referentes del realismo mágico español del siglo XX.

  Es uno de los pocos pintores que ha entendido la vanguardia a su manera. Y por eso, además, es reconocido como uno de los artistas españoles más singulares y de mayor responsabilidad.
Nació en el año 1940 en Torre Alhaquime, Cádiz, España; pero su infancia y adolescencia la vivió en Antequera, como él mismo indica creció en una choza en la Sierra de Antequera con su padre carbonero, alrededor de su infancia había pastores, arados y carbón.  En esta ciudad inició, en 1958, sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios. Luego ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, hasta 1964.

 A lo largo de su carrera realizó importantes exposiciones individuales en Madrid, Nueva York y París; en donde se hizo famoso por sus cuadros realistas. Por la calidad de su obra pictórica recibió un amplio reconocimiento.

Su obra, que mezcla una figuración realista con imágenes oníricas, habla de viajes y trayectos, reales o imaginativos, porque según él “nunca como en el siglo que vivimos se ha viajado tanto y se ha visto tanto equipaje”. Además en toda su trayectoria el pintor se manifestó a través de diferentes actividades, como: óleos, dibujos, acuarelas y esculturas. En ellas trabajó sus temas predilectos, como el desnudo de la mujer, los bodegones y las maletas.Hay una línea que identifica claramente el conjunto de su obras desde las primeras exposiciones hasta Cartografía de un Viaje, su más reciente retrospectiva en Fuenlabrada, la preocupación y compromiso social de un creador que resume su credo artístico en tres influencias que él mismo enumera: la pintura clásica, la pintura moderna y la realidad.

Ese realismo  de los viajes, de las maletas, de los miedos o temores. Cuadros de manzanas o de mujeres desnudas sobre la cama, sus clásicos cuadros rotos, sus obscuridades y grises envolventes, pero también sus paisajes llenos de guiños hacia lo que cada uno quiera encontrar en ellos La maleta es un símbolo con el que Toral lleva décadas trabajando. Convertida en símbolo de las migraciones y exilios que definen la contemporaneidad, la maleta aparece representada en pinturas tempranas y físicamente en obras más reciente que refleja la experimentación de Toral con otros lenguajes plásticos, especialmente los ensamblajes. Este gran artista cuenta todo su largo recorrido profesional y personal que lo llevó a ser quien es en una autobiografía titulada “La vida en una maleta” -publicada por la editorial Temas de Hoy-, con prólogo de Mario Vargas Llosa.
El paso del tiempo no ha mermado su interés de lo que sucede alrededor: Llevo el espíritu de denuncia en la sangre este compromiso con la realidad queda plasmada en la que es, sin duda, la pieza más polémica de la exposición Cartografía de un Viaje. En la instalación Contenedor, un contenedor lleno de escombros aparece junto al retrato de Juan Carlos. El contenedor como lenguaje formal representa un hallazgo inmenso para mi, afirma ante esta metáfora del paso del tiempo y de la sociedad de consumo, utiliza lo que te sirve y lo que no lo tiras.

Para él lo importante es que se refleje la personalidad del artista en su obra, y continúa, “nos preocupamos demasiado por imitar las tendencias que triunfan en el extranjero, en las grandes capitales del mundo, cuando lo interesante es inspirarse en la realidad que nos rodea, la vida, y todo este misterio”. Por esta razón él logró sobresalir y hacer una pintura que muy poco tiene que ver con otras obras pictóricas.



Para mis amig@s de Antequera...
























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