lunes, 1 de diciembre de 2014

BOYHOOD, MOMENTOS DE UNA VIDA



La última película de Richard Linklater ha tardado doce años en rodarse. La idea del director era mostrarnos la vida de un niño desde los seis años hasta que se marcha a la universidad y, en vez de recurrir a distintos actores para ver las diferentes etapas del chaval y sus padres, decidió rodar unas semanas durante doce años. El resultado es verdaderamente impresionante.



Durante casi tres horas, que se pasan sin sentir, asistimos a esos "momentos de una vida" del pequeño Mason.
“Boyhood” nos cuenta la vida de Mason, un niño norteamericano como otro cualquiera (con padres separados, con una hermana mayor, con sus amigos de la infancia) desde los 6 años hasta que entra en la universidad con 18. Este periplo transcurre con los altibajos propios de una vida normal a esa edad, con momentos buenos y malos, tomando pequeñas decisiones e intentando crear una personalidad propia. Entonces, ¿qué es lo que hace que esta película sea diferente a las demás que nos llegan de Estados Unidos?. Precisamente eso, su sencillez argumental, su supuesta falta de pretensiones, su “normalidad” al tratar los diferentes temas que se nos plantean.


La implicación de los actores ha sido absoluta, sobre todo la de su cuarteto protagonista. A parte de Ellar Coltrane como Mason está Lorelei Linklater, su hermana ficticia en la película e hija del propio director en la realidad; una Patricia Arquette inmensa interpretando a Olivia, la madre (y a ella le corresponden algunas de las escenas y diálogos más desgarradores); o Ethan Hawke en el rol de padre progresista y enrollado (el actor también lo fue con su amigo Linklater, avalándolo anímica y económicamente a sacar el proyecto adelante año tras año).


Por supuesto una película como ésta se tiene que sostener, entre otras cosas, en una buena labor de sus actores. Y es lo que sucede tanto con las dos estrellas del filme Patricia Arquette y Ethan Hawke como con los dos niños que se van haciendo adultos ante nuestros curiosos ojos de espectador de cine. Mención especial para un personaje secundario, como es el segundo marido de la madre, el profesor Bill Wellbrock magistralmente interpretado por Marco Perella.



Pero aunque el tema central de la película es la evolución y el desarrollo de Mason, el director consigue que te sientas atrapado observando las transformaciones que se van sucediendo en la vida de los adultos.

Para ello Linklater usa magistralmente a los dos personajes paternos, por un lado la madre que se sacrifica por criar a sus hijos a la vez que crece profesionalmente y que cuando éstos abandonan el nido se encuentra que tras tantos años de sacrifico no obtiene ninguna recompensa personal. Por otro, el padre que en un principio no quiere aceptar las responsabilidades que le marca la sociedad y tras separarse de su mujer viaja a Alaska a trabajar y buscar su verdadero yo. Sin embargo con el paso de los años es engullido por la maquinaria social y no sólo trabaja como agente de seguros si no que crea una nueva familia en un entorno mucho más ahogadizo que el que tenía con su primera esposa y madre de los niños.

Pero el director no sólo utiliza a los personajes de los padres para mostrarnos su visión del mundo, si no que usa magistralmente a los diferentes personajes secundarios adultos que aparecen por la película. Hay muchos ejemplos de ésto: el amigo del padre que continúa tocando en grupos de música, ganándose la vida de una forma digamos alternativa, el profesor universitario alcohólico y de carácter violento, el héroe de guerra que acaba frustrado al reincorporarse a una sociedad que no le ofrece la adrenalina del ejército, el profesor de fotografía que es consciente del potencial de alguno de sus alumnos, etc.



En definitiva, una película para tener en cuenta.

By Yola

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