jueves, 16 de marzo de 2017

MAURICIO GARRIDO EN SU JARDÍN DE LAS DELICIAS


Mauricio Garrido (1974), artista chileno, crea collages y esculturas con estilo propio. Atraviesa su contemporaneidad retornando al pasado con temáticas antiguas y una producción completamente manual y artesanal. De este modo, evoca al futuro mostrando nuevos modos de significar y representar el arte.


 Jean Dubuffet, dijo “el arte habla a la mente y no a los ojos”, y tendremos que basarnos en esta premisa para interpretar y comprender la obra de Mauricio Garrido. Es obvio  es su remisión constante a la obra de El Bosco y a la Divina Comedia de Dante . Pero en torno a su obra gira lo clásico y lo contemporáneo que se ensambla en sus collages, literalmente te lanzas a una piscina llena de detalles infinitos, que sabes de ante mano que todos no los va a poder controlar al igual que cuando no haces muchos tiempo intentabas controlar todos los estilos, todos los artistas, todas las obras; en resumidas cuentas ¡toda la Historia del Arte! Pero nosotros, al igual que Mauricio, en el proceso de creación,  en la medida que nos adentramos en los secretos mecanismos de la intuición se las arregla y nos arreglamos para crear universos plagados de múltiples referencias, que iremos más disfrutando que descubriendo.

 Dice Maurico “Mi trabajo tiene que ver mucho con la representación de la pintura a través del collage. Yo no dibujo sino que corto, yo no pinto sino que compongo con papeles…” Mauricio impone y crea sus propias reglas a medida que va creando. El camino es totalmente experimental. Realiza un trabajo constante de búsqueda de imágenes, las que no son impresas sino extraídas de libros, por lo general antiguos, de pinturas, dibujos, entre otros. Las fotografías, por otro lado, no son su objeto de búsqueda porque como él mismo lo define, “se escapan de mi control”. Una vez que ha logrado juntar una cantidad suficiente de imágenes realiza una suerte de selección de formas, objetos, personas, plantas, animales, colores. Y se dispone a disfrutar en silencio el extenso tiempo que conlleva recortar las innumerables imágenes obtenidas. Luego, llega el momento de la composición en la que, como un sueño, las imágenes se van uniendo. El proceso es delicado y paciente, pero con un impulso animal que deja fluir y que guía la obra de arte hasta su concreción.




 El collage es un ejercicio que Mauricio realiza desde que tiene memoria. Ya desde niño cortaba sus dibujos para jugar, recortaba con las enormes tijeras de sastre de su madre, pegaba elementos, telas u objetos encontrados para hacer composiciones.



Ricardo Rojas en AAL nos dice de él y su obra: “Si algo distingue a Mauricio Garrido, de principio a fin es su caleidoscópico enfoque, el que a ratos puede verse como un atiborramiento superfluo, pero al volcarse continuamente a reacomodar y resignificar todo desde la abundancia, pasa a ser un eje esencial de su embelesamiento, y tal como si ingresáramos a un cine, debemos familiarizar nuestros ojos a este enmarañado encantamiento, dejándonos llevar en una puesta en escena, donde el artista despierta nuestros sentidos, desafiándonos a ver siempre más allá, porque aquí nada se da por omisión, sino más bien por una emanación de significados que chisporrotean en un crisol de colores y formas”

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