El valenciano Salvador MONTÓ ha transitado su punto de miras
a estas nuevas urbes del siglo XXI, estas nuevas ciudades que cada día están
amaneciendo miran hacia el cielo, vuelven a querer ser torres de Babel pero
esta vez con otros designios ideológicos, económicos, sociales y hasta
estéticos. Ambicionan ser puntos de referencia en todos los ámbitos aunque
sepan y acaben siendo vulnerables. Por muchas de ellas a través de ese viaje
imposible que es el viaje que nunca haremos más. Ese viaje que habría podido
hacernos descubrir nuevos paisajes y nuevos hombres con los que abrirnos al
espacio de nuevos encuentros (Mar Augé).
En estas obras, de exquisito enfoque, remiten a ese concepto del color misteriosamente irracional, que es la fórmula también de encantamiento apropiada. Y así nuestra mirada queda con la plasmación de una representación que vulnera las leyes para ofrecernos los contenidos, las atmósferas, las brisas húmedas y los silencios edificados.
Montó tiene una particular fascinación por dos ciudades en particular: Nueva York y Roma. De Nueva York encontramos una enorme cantidad de obras, entre las que destacan las múltiples vistas aéreas de los rascacielos y distintos sitios y edificios emblemáticos de la ciudad americana.
Puente de San Angelo y Puente Brooklyn,
Siguiendo dentro de
su pintura, encontramos una serie de retratos de personajes históricos: Jackie
y John F. Kennedy, la actriz Liz Taylor y, como no, a nuestra Holly Golightly…
Son protagonistas de portadas de revistas, que se convierten en una excusa para
el pintor para hablarnos de las relaciones humanas, del tiempo, la sociedad y
la evolución. Todo ello conseguido a través de una influencia estética del pop
art, y vinculado a elementos pictóricos que emanan de la publicidad, el arte y
el diseño. Personalmente me parecen cuadros tremendamente impactantes y
visualmente muy atractivos.
!!! Pintorazo!!! Un grande
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