sábado, 18 de enero de 2020

CENTENARIO DE FEDERIO FELLINI


Nacido el 20 de enero del 1929 en Rimini, Fellini abandonó a los 9 años la casa paterna para unirse a un circo ambulante para más tarde instalarse en Florencia como dibujante de cómics. Ya en Roma, en 1941, comenzó a escribir guiones de cine e ingresó en una compañía de teatro con la que recorrió toda Italia.

La década de los 50 le reportó importantes triunfos al cineasta. En 1954 rodó La Strada, con su esposa Giulietta Massina, y obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera en 1956, además del León de Plata del Festival de Venecia de 1954. A partir de esta película, Fellini se impuso por su personalidad y se convirtió en el cineasta más sorprendente del momento.
 Federico Fellini desarrolló su trabajo dentro de la corriente del neorrealismo italiano, centrado en la gente común, la vida de todos los días, una visión clara para describir  escenarios reales, actuación poco estudiada en la que la gente se representaba ella misma. 

En 1957 obtuvo nuevamente el Oscar a la mejor película extranjera por Las Noches de Cabiria, que tuvo a su esposa como protagonista. Dos años más tarde, 1959, rodó La dolce vita, película por la que el propio Fellini siente una gran admiración, puesto que la vivió de una manera intensa y tiene de ella recuerdos muy agradables.

En 1963 dirigió la maravillosa Fellini 8 y 1/2, que le valió su tercer Óscar, una película que muchos consideran su mejor obra. Este filme marcó claramente el comienzo de la segunda etapa del cine felliniano, de exuberante fantasía y barroquismo, con un humor de rasgos surrealistas. De hecho, hay tres momentos en la filmografía de este director: sus inicios, en constante coqueteo con la corriente neorrealista predominante en el cine italiano de los 40 y 50, intentando encontrar un estilo propio que le definiera como creador; la resonancia internacional y conquista de las taquillas de todo el mundo (La strada, Las noches de Cabiria, La dolce vita, Julieta de los espíritus, El Satiricón, Casanova y Amarcord); y la época de madurez, marcada por su distanciamiento con la crítica y por su pérdida de rentabilidad masiva de cara al mercado coincidiendo con dos acontecimientos clave: el final de la supremacía de los grandes estudios estadounidenses y europeos, y el relevo generacional tan rupturista como radical que se produce en los primeros años 70.

Ya en 1969 rodó Satiricon, una película histórica basada en la obra de Petronio, que supuso un estímulo para la imaginación de Fellini y su gusto por lo insólito y lo monstruoso. Dentro de la obra del director, SATYRICON, representa un punto de inflexión importante en su carrera debido a que supuso la culminación del estilo grandilocuente y excesivo emprendido en FELLINI OCHO Y MEDIO, obra que rompió con la narrativa tradicional al hacer del relato subjetivo la principal materia fílmica. El propio Fellini dijo sobre su película "La gente quiere siempre entender, comprender las películas, pero frecuentemente esto no es lo más importante. Mi Satyricon ha de ser sentido, no entendido"-.

En 1972 dirigió Roma, y tres años más tarde ganó por cuarta vez el Oscar a la mejor película extranjera por Amarcord, basada en sus recuerdos de su Rimini natal y que había sido rodada en 1973. Un canto a la imaginación y el deseo, y una parodia del fascismo. Con la apariencia inicial de la típica película costumbrista italiana, adquiere pronto una dimensión de ironía, farsa y esperpento. Fellini libera su inconsciente y prueba con el surrealismo. Introduce en la película elementos oníricos. (Un pintoresco retrato de la Italia más provincial, una sátira de su juventud que convierte la vida diaria en un circo de rituales, ceremonias y sensaciones. El deseo adolescente, fantasías masculinas y conversaciones políticas se suceden con fuerza en esta película. El 20 de enero de 1993, día de su cumpleaños, la Academia de Hollywood le concedió un Oscar en reconocimiento al conjunto de su obra artística

Fellini, junto a Sophia Loren y Marcello Mastroianni, al recibir el Oscar honorífico en 1993, pocos meses antes de morir

Danie Verdú dice en el El País como el diccionario italiano reconoce la palabra felliniano. Significa casi todo aquello que tiene que ver con el Mago de Rímini y su cine, no alberga dudas. Pero también es el adjetivo que describe un universo estético, social y político que ha impregnado a toda una nación desde hace seis décadas. Para Guillermo Cabrera Infante,  Fellini fue el último de los grandes directores italianos, que supo extender su biografía a su arte. Encontró en su propia casa a su Charlot particular su esposa Gioletta Massina y su alterego en un payaso angelical con Marcelo Mastroianni que encarno sus contradicciones y egolatrías.

Su  colaboración con la música   Nino Rota es excepcional, ya que la extraña relación simbiótica que se establecía entre las imágenes del primero y la música del segundo parecía más producto de la intuición que dé la razón, de un misterioso proceso alquímico antes que de un análisis de la trama o estilo del film.



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