martes, 14 de enero de 2020

J ÁCUSSE/ EL OFICIAL Y EL ESPIA. ZOLA/POLANSKI



Estos días se ha estrenado “El oficial y el espía”, la última película de Roman Polanski, y como dice Oti Rodriguez Marchente, en su crónica de ABC es una cita “maravillosamente filmada, narrada e interpretada, «El oficial y el espía» es cine del grande”, el titulo original de la película es «J’acusse», que fue también el titular del célebre artículo de Émile Zolaque  publicó el 13 de enero de 1898 en el diario L'Aurore en defensa de Alfred Dreyfus, el capitán del Ejército acusado falsamente de traición por su condición de judío.

Como ocurrió en el anterior juicio, exonerarle supondría admitir las vergüenzas del ejército francés, por lo que fue condenado de nuevo, aunque esta vez solo a diez años. Sin embargo, el ministro de guerra Godefroy Cavaignac examinó la carta con la que se inculpó a Dreyfus, hallando que era claramente una falsificación. El ministro ordenó la detención de Hubert-Joseph Henry, coronel y responsable de dicha falsificación. Para cuando se quiso hacer justicia, Henry ya se había suicidado.

El 5 de enero de 1895, en el patio de la Escuela Militar de París donde noventa años después debía erigirse su efigie, Dreyfus fue despojado de sus insignias y contempló cómo su sable era partido por la mitad. De allí lo trasladaron a su lejano destierro en la isla del Diablo, un penal ubicado en la Guayana Francesa

Apenas nueve días después del juicio, Dreyfus fue indultado por el gobierno. Georges Picquart, se reincorporó al cuerpo militar como general. Alfred Dreyfus, en cambio, regresó al ejército como comandante, sin que se valorara su antigüedad durante su instancia en prisión.A estas alturas, Francia se encontraba partida en dos. La derecha, que consideraba a Henry una víctima tras su suicidio y la izquierda, que estaba indignada con las tropelías del estado. Como dice el artículo de Muñoz Molina, en este ENLACE EL PAÍS, fue también la primera vez  donde los intelectuales firmaron conjuntamente una opinión para expresarla públicamente.

La opción dreyfusard ganaba adeptos entre la clase política y el pueblo. Pero el escándalo cada vez quedaba más desnaturalizado: ser dreyfusard era ya más una actitud de izquierda, de oposición a la derecha gobernante, que un sentimiento de justicia hacia un rico oficial judío encarcelado a miles de kilómetros de distancia.

A Zola, le fue impuesta una condena de un año de prisión y una multa de 3.000 francos. Zola huyó a Gran Bretaña con su misión cumplida: su propósito de sacudir la conciencia de los franceses había dado resultado.
La narración que aborda Polanski con enorme precisión, intriga y detalle tiene al fondo el conocido caso Dreyfus, y lo hace desde la perspectiva de la investigación, se sirve de distintos géneros cinematográficos como el drama, el suspense, lo judicial e incluso lo romántico. Y lo hace también con una extrema sabiduría de las posibilidades que le ofrecen los elementos más puros del cine clásico, combinados con una lectura rigurosa pero también dúctil e interesada de los hechos históricos y su adecuación al espíritu actual, donde operan conceptos tan líquidos como el de la «posverdad»…Polanski,  deja al de Alfred Dreyfus en un segundo plano, se vuelca en el de George Picquart, y en cambio consigue que la relación entre ambos, brevísima, tenga una intensidad explosiva en lo esencial de la historia.



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