En la mañana del 15
de octubre de 1917, un vehículo militar gris salió de la prisión Saint-Lazare,
en el centro de París. En él, acompañada por dos monjas y su abogada, iba una
mujer holandesa de 41 años, con un abrigo largo y un amplio sombrero.
Una década antes, esta mujer tenía a las capitales de Europa
rendidas a sus pies. Fue una legendaria "femme fatale", conocida por
sus bailes exóticos, y entre sus amantes había ministros, empresarios y
generales.
Pero cuando inició la Primera Guerra Mundial, el mundo cambió. Ella
pensó que podría seguir cautivando a toda Europa. Pero ahora, los hombres con
sombrero de copa querían algo más que sexo. Querían información. Y eso significaba
espiar. Esto era Mata Hari, y estaba a punto de ser condenada a muerte.
Ahora, exactamente
100 años después, el Ministerio de Defensa francés publicó documentos hasta
ahora secretos que arrojan una nueva luz sobre la espía más famosa de todos los
tiempos.
Nacida como Margarethe Zelle, en 1876, Mata Hari (se dice que el
nombre significa "ojo del día" en indonesio) tuvo una vida
extraordinaria y trágica.
Tras un miserable matrimonio en las Indias Orientales Neerlandesas
-actual Indonesia- se reinventó a sí misma como la diva de la Belle Epoque de
París, donde sus sensuales bailes eran un billete al interior de los centros de
decisión de la sociedad europea.
¿Su crimen? Ser una agente pagada por Alemania, recopilar secretos
de los oficiales aliados con los que se acostaba, y dárselos a los alemanes.
Los periódicos sensacionalistas publicaron que era responsable de la muerte de
miles de soldados aliados.
Pero la fama de Mata-Hari fue también su perdición. Su fama y su
pasión por los militares ("Siempre he amado a los militares. Prefiero
estar con un militar cualquiera que con el banquero más rico de la
ciudad", declaró ante el tribunal que la juzgó), por los que siempre dijo
sentirse irresistiblemente atraída. Y le daban igual sus nacionalidades:
alemanes, franceses, austriacos, italianos... Con todos se acostó y a todos los
volvió locos con sus caprichos y sus desdenes y su conocimiento del sexo y de
la miseria humana. Cuando estalló la Guerra Mundial, actuaba ocasionalmente en
Berlín y era la amante del jefe de policía de la ciudad. Luego lo fue del
cónsul alemán en Ámsterdam, quien la introdujo, al parecer, en los servicios
secretos de su país como la agente H-21. Pero ella, inconstante en los afectos
igual que en los amores, se convirtió en agente doble, también para los
franceses.
Entre los documentos liberados se incluyen las transcripciones de
sus interrogatorios por parte del servicio de contraespionaje francés en 1917.
Algunos se exhiben en una muestra en el Museo Fries de su ciudad natal,
Leewarden, en Holanda.
Fue el telegrama de von Kalle, agregado militar de la embajada
alemana en España, el que la llevó a la ruina. En él, el oficial da a sus jefes
en Berlín los detalles de un tal agente H21. Da direcciones, detalles bancarios
e incluso el nombre de la fiel sirvienta de Mata Hari. Nadie que lo leyera
tendría duda de que Mata Hari era el agente H21.
El telegrama, interceptado por la inteligencia francesa, está ahora
visible en la exhibición en Leeuwarden. Más bien, la traducción oficial del
telegrama. Y ahí está la trampa. Según algunos historiadores, el episodio
completo del telegrama es sospechoso.
.
Mata Hari insistió en sus interrogatorios en que ella solo quería
obtener el dinero y escapar. Dijo que su lealtad estaba con los aliados y que
lo había demostrado cuando prometió ayudar a la inteligencia francesa. Pero las
evidencias contra ella estaban claras.
Llegando a Chateau de Vincennes, a las afueras de París, Mata Hari
fue llevada a un poste frente a un pelotón de fusilamiento formado por 12
soldados. Algunos reportes dicen que se negó a vendarse los ojos. El comandante
dio la señal, se oyó el sonido del disparo y Mata Hari se desplomó. Un oficial
se acercó con un revólver y le disparó una vez en la cabeza.
Después de la ejecución, nadie reclamó el cuerpo de Mata Hari. Fue
entregado a la escuela de medicina de París donde se usó en clases de
disección. Su cabeza se preservó en el Museo de Anatomía, pero durante un
inventario hace unos 20 años se reportó que había desaparecido.
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