Rita Hayworth,
"la diosa del amor", nació el 17 de octubre de 1918 en Nueva York como
Margarita Carmen Cansino, hija de un bailarín sevillano que abusó de ella y la
explotó como danzarina presentándola como su pareja. Murió en su ciudad en
1987.
También adoptó otro nombre. Margarita Cansino sonaba demasiado español así que acortan el nombre a Rita y como apellido toman el de soltera de su madre: Hayworth. Tras algunos pequeños papeles logró lucirse con un personaje secundario en “Solo los Ángeles tienen Alas”, junto a Cary Grant.
Pero una película de aviadores no es exactamente lo que tienen en mente para ella. La prueba definitiva se llama "Sangre y Arena", adaptación de la novela de Vicente Blasco Ibañez en donde interpreta a una Doña Sol caprichosa y fatal. En una escena torea como a un becerro a Tyrone Power, luego le coge por el cabello y le besa apasionadamente. El público se rinde a sus pies. Ha nacido el mito erótico.
En los años 40, Rita
Hayworth es una de las pin ups más fotografiadas de Hollywood. Los soldados que
van al frente llevan en sus mochilas una fotografía de la actriz. Y en estas
llega "Gilda". La
diosa de la danza se convierte de repente en la diosa del amor, tal y como la
bautizó la revista Life. La película sacude el planeta entero. "Nunca hubo una mujer como Gilda"
rezaba la publicidad de la época y era cierto. Nadie que vea la película puede
olvidar a esa vampiresa a la que Glenn Ford intentaba frenar con un bofetón histórico.
Tras su tormentosa relación
con Orson Welles, que se conocieron en el
rodaje de La Dama de Shangay, cansada de sus infidelidades, Rita
Hayworth se permitió abandonar el cine unos años cuando se casó con su tercer
marido, el príncipe Ali Khan, uno de los hombres más ricos del mundo. Con él
tuvo otra hija pero tras el divorcio, Rita volvería a su profesión de actriz.
El último de sus musicales lo rodó en 1957: "Pal Joey", junto a Frank
Sinatra.
Rita no volvió a bailar más. En los años 60 hizo westerns o
superproducciones como "El fabuloso mundo del circo" y rodó su última
película en 1972: "La ira de Dios", una de aventuras junto a Robert
Mitchum. Para entonces la enfermedad de Alzheimer había empezado a hacer mella
en ella. Ya no podía recordar bien los guiones. Su rostro fue agrietándose poco
a poco por la enfermedad y el alcohol. Solo su hija Yasmine la cuidó aquellos
años.
La mujer que había deslumbrado a millones de hombres, que ganó
fortunas por sus taquilleras películas, acabó completamente arruinada, por
culpa de sus maridos, sobre todo los dos últimos. Ninguno de los cinco la
atendió económicamente cuando se divorciaron. Es, en resumen, la vida de una
mujer que de un hogar pobre, maltratada por su familia, llegó a la cima de las
divas del Séptimo Arte, para acabar desahuciada en su salud y en la miseria.
Rita Hayworth falleció en Nueva York en 1987, a los sesenta y ocho
años, sensiblemente avejentada y arruinada. Fue enterrada en el cementerio de
Santa Cruz, en Culver City. Glenn Ford, aquel que la abofeteó en Gilda, fue uno
de los que sostuvieron su féretro hasta llegar a la tumba.
Nunca hubo una mujer como Gilda”, decía la publicidad de su
película más famosa. En cambio, sí que hubo varias Rita Hayworth que se fueron
sucediendo a medida que transcurrió su vida. Comenzó siendo Margarita Cansino,
la hija de Eduardo Cansino, un bailarín español que emigró a Estados Unidos.
Cuando creció, formó parte de los Dancing Cansino, un grupo de baile que
ofrecía su espectáculo por clubs y fiestas privadas. Luego se convirtió en
actriz de cine. Fue pareja de baile de Fred Astaire y Gene Kelly en títulos
como Bailando nace el amor o Las modelos. Más tarde llegó a ser una gran
estrella y un mito erótico en todo el mundo “los
hombres de acuestan con Gilda y se levantan con Rita”, lego ha decir de sus
relaciones como pareja, y finalmente acabó su vida consumida por la enfermedad
del Alzheimer.
Un guante y una bofetada —sin olvidar aquello de que “si fuera un
rancho me llamaría Tierra de nadie”— la convirtieron en mito erótico y
prototipo de femme fatale. Ella era Rita Hayworth y la película, claro, Gilda.
Se cumplen este octubre cien años del nacimiento de la gran estrella de
Hollywood
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