Foto tomada del suplemento XL Semanal |
Los protagonistas se citan en una cafetería de Barcelona Espai Joliu (Badajoz, 95). Tensión previa,
retoques de peinados, calcetines de la suerte y pocas cosas que decirse por
miedo a atravesar los límites de un encuentro arreglado a través de una app,
sin embargo después de tres cafés, intentan otra cita:” ¿ o una copa?”, Y
cuando la actriz Laila Costa llega tarde a la Coctelería Paradiso,Bar Paradiso (Rera Palau 4), su pareja en la
ficción Guillermo
Pfening ( ahora que lo pienso no se sabe cómo se llaman los protagonistas) ha
tomado ya varios Breakfast in Kentaky, preparados por Yolanda Ramos, la
propietaria del local y sabedoras de los entresijos de sus clientes.
Habrá nuevas citas, pero quizá la que más me gusta es el contacto que
mantienen los amantes por las calles de Roma a través del teléfono. Él está en
la ciudad italiana y ella tomando frenadol a todo pasto y recorriendo un camino
de pañuelos de papel para volverse a la cama.
En Roma además de pasta y cafés deliciosos, está también la cumbre del
helado, sin embargo Coixet contaba en una entrevista que se armaron de valor
para llevarse helado hecho por los hermanos Roca. No sé cómo pudieron solventar esa
cuestión con la propietaria de La filosofía del gelato, regentada por una mujer que cambió la
filosofía por el helado, ante la pasividad y el abuso del
teléfono de sus alumnos. No quiere reseñas en internet, lo pide por favor, solo que disfrute
el helado.
Tendremos que llegar al episodio sexto para cumplir con los propósitos de
la serie, según Coixet: comer y follar y luego volver a comer y luego…encadenar
esas acciones con la idea de comerse la vida: comer y comerse.
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