El martes 8 de agosto Dustin Hoffman cumple 80 años
Dustin Hoffman nació en Los Ángeles en 1937.
“Conseguir el papel de El
graduado fue un extraño accidente”, suele recordar Dustin Hoffman. “De repente,
me convertí en estrella”. Y así fue. El actor tenía ya 30 años y se había
curtido sobre los escenarios teatrales y en los rodajes de series y películas
para la televisión. Sin embargo, su gran oportunidad no parecía llegar. Mike
Nichols, el director de El graduado, le vio representando un pequeño papel en
una obra teatral y le ofreció el personaje de Ben Braddock, el joven que es
seducido por una madura Anne Bancroft. Nichols eligió al tipo
pequeño, gracioso y judío en vez del hombre alto, protestante y bien parecido
para El graduado. El film resultó ser un
gran éxito y Dustin Hoffman, convertido así en un icono generacional, consiguió
su primera nominación al Óscar. Su fama se disparó y, a partir de ese momento,
encadenó títulos como Cowboy de
medianoche, Pequeño gran hombre,
Papillon, Lenny o Todos los hombres del
presidente.
No estaba destinado a convertirse en una estrella de cine
convencional. A diferencia de sus compañeros de 80 años de edad, Jack Nicholson,
Robert Redford o Warren Beatty, figuras
igualmente importantes en el nuevo tipo de películas que transformaron a
Hollywood en la década de 1970, no tiene una presencia seductora. No vas al cine
a ver una "película de Dustin Hoffman" en la forma en que vas a ver
una "película de Jack Nicholson". Vas a ver una actuación de Dustin
Hoffman.
Aunque el estrellato cinematográfico era zona reservada para guapos
y altos, Dustin Hoffman consiguió desde ese momento, arrebatarles mucho
terreno. A pesar de su baja estatura, se hizo con papeles de entidad, que sacó
adelante con brillantez y versatilidad. Destacan el superviviente de Cowboy de medianoche (1969), el vaquero
de Pequeño gran hombre (1970), el
marido ultrajado de Perros de paja
(1971), el prisionero de Papillon (1973),
el cómico transgresor de Lenny (1974), el periodista de Todos los hombres del presidente (1976), y el publicitario
despechado que tiene que cuidar a su pequeño en Kramer contra Kramer, que le propició su primer Oscar. Por la misma
época le pasó lo mismo que a su personaje, y se divorció de su primera mujer,
Anne Byrne, con quien tenía dos hijas. En 1980 contrajo su segundo matrimonio
con Lisa Gottsegen, con quien ha tenido cuatro hijos más. Mientras tanto,
llevaba al límite su capacidad para transformarse como el actor obligado por
circunstancias a travestirse en Tootsie,
y el autista de Rain Man, que le
supuso su segundo Oscar. El martes cumple 80 años, y por ahora, aunque ya no es el
protagonista de los años 70 sigue haciendo colaboraciones en cine y en series
de televisión.
Dustin Hoffman siempre ha tenido fama de actor difícil, meticuloso,
inseguro y, a veces, hasta desesperante; pero a cambio, en sus ya casi seis
décadas de profesión, ha regalado al público interpretaciones inolvidables como
las de Marathon Man, Perros de paja o Tootsie y ha trabajado a las órdenes de
directores tan prestigiosos como Sam Peckinpah, John Schlesinger, Arthur Penn,
Bob Fosse o Alan J. Pakula.
Hoffman ha sido nominado siete veces al mejor actor. En 1979 consiguió su primera estatuilla por hacer de
un padre divorciado en la meditada y emotiva Kramer contra Kramer. Un premio
que volvió a obtener en 1988 por interpretar a un autista en Rain Man, un
proyecto que estuvo a punto de abandonar en pleno rodaje porque pensaba que
estaba haciendo el peor trabajo de toda su carrera. “Tengo unos demonios
interiores que me hacen dudar y que me han costado domar”, reconoció hace años
en una entrevista.
Con 80 años sigue en la brecha. Ya le ofrecen pocos papeles
protagonista pero él lo tiene asumido: “Hay algo que las estrellas olvidan y es
que un día das toda la vuelta y te conviertes en actor de reparto”. Le acabamos
de ver en la serie de televisión Los Medici: Señores de Florencia y en el
pasado Festival de Cannes presentó The Meyerowitz Stories, dirigida por Noah
Baumbach, a quien seguro también bombardeó con un sinfín de preguntas sobre
su personaje. “Muchas estrellas como John Wayne, Humphrey Bogart o Spencer
Tracy han tenido un estilo propio, pero yo he intentado desaparecer como
persona y sorprender al público”, dice. Lo cierto es que, durante los años 60 y
70, su figura supuso un cambio esencial en el modo de entender el atractivo
masculino y abrió la puerta a actores como Al Pacino, Robert De Niro o Dennis
Hooper. No está nada mal para un actor repleto de dudas e inseguridades.
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