En la sesión de El Pais Digital, “Sepa Usted” del 4 de Noviembre,
viene un interesante artículo de Ferrán
Bono sobre la utilización del insulto favorito de los separatistas
catalanes.
El secesionista ha reavivado para estigmatizar a sus rivales un
término nacido en el siglo XVIII contra el Ejército borbónico
De la palabra botifler se usa como insulto o
apodo, pero no está clara la etimología de este término catalán que ha
rebrotado con inusitada fuerza durante el procés secesionista. Designa
despectivamente a los seguidores de los Borbones y, por extensión, los
separatistas la emplean contra todos los españoles opuestos a la independencia
de Cataluña.
Dos son las principales teorías sobre su origen: una sostiene que
es una creación culta del habla de influencia francesa y otra apunta a una
invención popular autóctona. La primera se remonta al sintagma francés beauté
fleur (“la bella flor”), en alusión al lis del escudo de armas de la Casa de
Borbón. De beauté fleur a botifler no hay más que un paso fonético. Una
derivada postula que el término viene de la adaptación del apellido del
mariscal Louis François de Boufflers (1644-1711) y así se documenta a
principios del XVIII en algunos textos.
La segunda tesis sostiene
que el término provendría del catalán bot unflat, inflat, en referencia a una
persona gruesa, rica, en contraposición a la mayoría de población pobre y
desnutrida de los siglos XVII y XVIII. “Podía tener también el sentido de una
persona conservadora”, apunta Emili Casanova, catedrático de Filología Catalana
de la Universitat de València, señalan que botifler comparte raíz (botir) con
botiró, palabra usada para referirse a los soldados borbónicos.
El término aparece documentado en Cataluña desde principios del
XVIII siempre con un sentido peyorativo, de gabacho, y su uso se
remonta a la Guerra de Sucesión. En Cataluña, resurge con mucha fuerza y se
extiende en la Renaixença”, el movimiento cultural de reivindicación de la
literatura y la lengua catalana de mediados del XIX.
Nuria Sales, en su obra “ Senyors, bandolers, miquelets i botiflers”,
publicado en Barcelona en 1984 donde pone en duda muchos de los estereotipos
que de los “botiflers” han llegado hasta nuestros días. El más arraigado es su
acepción como traidor. Técnicamente fueron lealistas y legalistas, ya que a
pesar de la incertidumbre generada por la invasión aliada, decidieron
mantenerse leales a los pactos constitucionales jurados a Felipe. Afirmaba
Nuria Sales, que los “botiflers” no eran absolutistas durante la contienda y
que de hecho, vieron como las instituciones del país se perdían por culpa de
los austracistas y por su apropiación
ilegal y por las armas de la Generalitat, Consell de Cent, Paeria y otras
instituciones que en aquellos momentos
estaban legalmente representadas por catalanes afectos a la dinastía reinante.
Para los borbónicos catalanes fue un drama presenciar como la arriesgada
aventura militar emprendida por los “aguilots”, provocaron la perdida de unas
instituciones centenarias, ya que al revelarse en armas y al derogar
unilateralmente los pactos firmados después de largas negociaciones con Felipe
en las Constituciones de 1705-1706, tan solo una victoria militar contundente
sobre los borbones podría garantizar la supervivencia del sistema político
catalán.
De lo que no hay duda es de su significado contra los partidarios
de Felipe V durante la Guerra de Sucesión (1701-1715), frente a los
austriacistas, seguidores de la Casa de Austria, que recibían, entre otros, el
mote de maulets.
Maulets (juventudes PSAN), años 90
La mayor parte de la antigua Corona de Aragón se había decantado
por el archiduque Carlos, más respetuoso con la organización de estilo
federalista de los territorios, si bien algunos historiadores matizan ahora esa
afirmación. Lo cierto es que la victoria del bando borbónico supuso la
promulgación de los Decretos de Nueva Planta, que abolieron las leyes e
instituciones propias de los reinos de Valencia y Aragón (1707), del Reino de
Mallorca (1715) y del Principado de Cataluña (1716).
Hoy hay cierta confusión en el empleo de botiflers ligado al
enconamiento del procés y la forma en que lo profieren los independentistas.
Algunos consideran que significa “traidor”. Históricamente, está documentado ese
uso, pero solo referido a quienes en Cataluña apoyaron a los Borbones.
En un vibrante discurso que ha sido aplaudido en varias ocasiones
por los participantes de la manifestación convocada en favor de la Unidad de
España, Paco Frutos ex secretario general del PCE ,, dijo refiriéndose al
término despectivo: "Permitidme que utilice un poco el lenguaje del
adversario. Yo soy un 'botifler', soy un traidor a las mentiras, a las
historietas que os inventáis cada día desde 1714 a todas las demás. Yo soy un
'botifler' contra el racismo que estáis creando, el racismo identitario. Soy un
'botifler' contra el dogmatismo sectario que preconizáis e intentáis aplicar a
toda la sociedad y, además, soy un 'botifler' porque nunca justificaré las
corrupciones".
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