El artista chino Yan Pei-Ming (Shanghai, 1960) desde
hace más de tres décadas reside y trabaja en Dijon (Francia), de sus frecuentes
visitas a los museos españoles le quedó la fascinación que siente por algunos
de los grandes maestros, como Goya, Velázquez o Picasso, cuya obra siente suya.
"En mi obra aparecen muchos estados emocionales: mis angustias, mis dolores, mis incertidumbres. La presencia de la muerte en ella es importante. Y también, por supuesto, la energía y la vida. No necesito hacer algo decorativo o meloso. La pintura no es una caricia."
Sus obras son de gran formato en las que aborda temas recurrentes
en su producción, como la muerte, la religión, la guerra o el sufrimiento, y sobre
todo la reinterpretación de los grandes autores de la historia del arte, desde Goya a
Caravaggio.
Pei-Ming consiguió el reconocimiento internacional con
sus retratos (autorretratos y retratos de Mao) realizados con una sobria paleta
de colores (blanco, negro y rojo) que impactaron por su sugerente equilibrio
entre figuración y abstracción. Y es precisamente su faceta como retratista así
en su obra, vemos grandes retratos de Picasso, del rey de Arabia Saudí, de los papas Ratzinger y Francisco, o de su
admirado Bruce Lee y una serie dedicada
a versionar el famoso retrato del Papa Inocencio X pintado por Velázquez
conviven con otros retratos de personas anónimas.
“A través
de la mirada uno puede saber todo lo que vive el hombre”, afirma
Yan Pei-Ming delante de uno de esos retratos, frente a los cuales el espectador
no puede evitar que sus ojos confluyan con los de los retratados y se vea
sacudido por sus penetrantes miradas.
Junto a esta serie de retratos, Pei-Ming rinde
homenaje a Goya. Y lo hace reinterpretando Los fusilamientos del 3 de mayo
(1814), obra teñida de un rabioso e intenso color rojo. También recuerda a
Velázquez, tanto en su serie sobre el Papa Inocencio X como en el tríptico
Crucifixión, en el que es el propio artista quien padece el sufrimiento de la
cruz.
“La
muerte es una fuente de inspiración para disciplinas tan distintas como la
filosofía, la religión, el arte o la literatura. Es una cuestión universal
porque nadie puede evitarla. Es un tema eterno que nos rodea, una presencia
constante para cada ser humano. La muerte es inevitable. Pero también habla de
mi lucha y mi compromiso con la pintura: el lienzo que está frente a mí cuando
pinto”, explica Pei-Ming, que fue el primer artista chino en
exponer en el Museo de Louvre de París (Les Funérailles de Monna Lisa, en 2009)
En su exposición del CAC de Málaga de 2015 tuvo el privilegio poco común de
exponer una de sus obras, Papa, en la Catedral de Málaga, templo que nunca
había acogido una obra contemporánea en sus cinco siglos de existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario