miércoles, 22 de noviembre de 2017

YAN PEI MING


El artista chino Yan Pei-Ming (Shanghai, 1960) desde hace más de tres décadas reside y trabaja en Dijon (Francia), de sus frecuentes visitas a los museos españoles le quedó la fascinación que siente por algunos de los grandes maestros, como Goya, Velázquez o Picasso, cuya obra siente suya.



 "En mi obra aparecen muchos estados emocionales: mis angustias, mis dolores, mis incertidumbres. La presencia de la muerte en ella es importante. Y también, por supuesto, la energía y la vida. No necesito hacer algo decorativo o meloso. La pintura no es una caricia."

Sus obras son de  gran formato en las que aborda temas recurrentes en su producción, como la muerte, la religión, la guerra o el sufrimiento, y sobre todo la reinterpretación de los grandes  autores  de la historia del arte, desde Goya a Caravaggio.

Pei-Ming consiguió el reconocimiento internacional con sus retratos (autorretratos y retratos de Mao) realizados con una sobria paleta de colores (blanco, negro y rojo) que impactaron por su sugerente equilibrio entre figuración y abstracción. Y es precisamente su faceta como retratista así en su obra, vemos grandes retratos de Picasso, del rey de Arabia Saudí,  de los papas Ratzinger y Francisco, o de su admirado Bruce Lee  y una serie dedicada a versionar el famoso retrato del Papa Inocencio X pintado por Velázquez conviven con otros retratos de personas anónimas.
“A través de la mirada uno puede saber todo lo que vive el hombre”, afirma Yan Pei-Ming delante de uno de esos retratos, frente a los cuales el espectador no puede evitar que sus ojos confluyan con los de los retratados y se vea sacudido por sus penetrantes miradas.

Junto a esta serie de retratos, Pei-Ming rinde homenaje a Goya. Y lo hace reinterpretando Los fusilamientos del 3 de mayo (1814), obra teñida de un rabioso e intenso color rojo. También recuerda a Velázquez, tanto en su serie sobre el Papa Inocencio X como en el tríptico Crucifixión, en el que es el propio artista quien padece el sufrimiento de la cruz.

“La muerte es una fuente de inspiración para disciplinas tan distintas como la filosofía, la religión, el arte o la literatura. Es una cuestión universal porque nadie puede evitarla. Es un tema eterno que nos rodea, una presencia constante para cada ser humano. La muerte es inevitable. Pero también habla de mi lucha y mi compromiso con la pintura: el lienzo que está frente a mí cuando pinto”, explica Pei-Ming, que fue el primer artista chino en exponer en el Museo de Louvre de París (Les Funérailles de Monna Lisa, en 2009) En su exposición del CAC de Málaga de 2015 tuvo el privilegio poco común de exponer una de sus obras, Papa, en la Catedral de Málaga, templo que nunca había acogido una obra contemporánea en sus cinco siglos de existencia.


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