Rubén
Bevilacqua es la voz narrativa que nos informa, puntualmente y con detalle, de
los acontecimientos y acciones que se suceden con vertiginosa rapidez; nació en
Uruguay y llegó a España con su madre a la edad de nueve años; es un licenciado
en psicología y seguidor apasionado de Freud y Jung, pero se ha metido en la
Guardia Civil por motivos económicos, ya que le ha sido imposible encontrar
trabajo como psicólogo; personaje solitario y ensimismado, hace gala siempre
que puede de sus conocimientos en sicología a la hora de tratar a los
implicados en un crimen, sean quienes sean y, como resultado, se explaya en
abundantes reflexiones filosóficas, tanto generales como personales. Rubén
Bevilacqua "Vila" es guardia civil en la UCO (Unidad Central
Operativa) de Madrid, aficionado
al jazz y a pintar y coleccionar soldaditos de plomo., con una curiosa particularidad: sólo admite en su
colección figuras que representen componentes de ejércitos derrotados, pues
"cuando el arte se pone al servicio de la victoria, se convierte en algo
obsceno". se presenta así
como el policía vulnerable y honesto, abierto a las consideraciones filosóficas
y humanitarias de todo tipo, las cuales incluyen, sobre todo, a las víctimas,
con las que se siente particularmente solidario. En este sentido, hay que
confirmar una vez más, la deuda de esta serie con la novela negra americana, y
su divergencia con la novela policíaca clásica europea.
Conocemos a Virginia Chamorro con 24 años, cuando con apenas un año de experiencia es asignada como compañera de Vila. Hija de militar, destaca pese a ser un poco seca y bastante tímida. Al lado de Vila se va curtiendo y saliendo al exterior. Su afición oculta es la astronomía. Sus relaciones con los hombres han resultado frustrantes hasta la fecha.
La primera reacción del sargento cuando se le comunica la identidad de su nueva compañera es de rechazo, pero en el transcurso de la novela va a conocer y reconocer las facultades intelectuales y la impresionante belleza física de la guardia
La novedad de esta serie la constituye la construcción de la identidad policial de Virginia Chamorro como guardia civil eficaz y capacitada para resolver cualquier tipo de situación en el contexto criminal. Cuando el comandante Pereira la destina como compañera de Bevilacqua, éste se muestra reticente y la presenta como sigue:
No lo podía creer. Chamorro era una cría de veinticuatro años que había intentado entrar en todas las academias militares para seguir la tradición familiar y que habiendo fracasado en el empeño se había conformado a regañadientes con ser guardia. No era del todo mal parecida, alta y medio rubia, pero la aridez de su trato le había granjeado como apodo una reordenación de las letras de su apellido que, en honor a la verdad, estaba más justificado por el truco fácil que por su nada ostensible orientación sexual. Más que masculina era un poco seca y bastante tímida. Su buen número le había permitido elegir destino y su expediente estaba repleto de méritos académicos, pero no tenía un año de experiencia
Pese a su juventud, Chamorro se muestra como elemento indispensable en el avance de la investigación, además de servir en diversas ocasiones, y gracias a su espléndido físico, como cebo para atraer a los implicados en el caso a resolver. A este respecto, abundan las situaciones en las que Bevilacqua se presenta como un tipo conservador y pasado de moda que cae presa de los encantos físicos de Chamorro. Como ejemplo: mientras celebran la resolución del caso,
Bevilacqua declara: “sería por el alcohol, pero Chamorro estaba tan guapa como Verónica Lake en la escena de la piscina de Los viajes de Sullivan. Esta aseveración demuestra la afición del policía al cine negro americano.,
A la mayoría de los que trabajamos regularmente de paisano nos fastidia sobremanera vestirnos de verde. Aunque lleves en la cabeza la discreta teresiana (y no el tricornio, tan estruendoso) el uniforme marca la diferencia entre poder aspirar tranquilamente a que nadie se fije en ti y tener que resignarse a servir de espectáculo por donde quiera que pases. Chamorro, sin embargo, se vestía de guardia siempre que se terciaba y lo hacía además de buena gana. Era con mucha diferencia la más militar de la unidad, y la única cuya uniformidad resultaba irreprochable. Habría sido una oficial ejemplar si no la hubieran suspendido en las tres academias en las que había intentado ingresar antes de recalar en la guardia civil. Viendo a algunos que sí habían entrado en esas academias, era inevitable preguntarse con arreglo a qué absurdo criterio diseñaban y evaluaban las pruebas de acceso.
Los continuos desplazamientos geográficos de los guardias civiles son pretexto para que se anoten situaciones de tensión, por parte del ya brigada, ante la apariencia física de Chamorro, hasta emparentarlas con las que vive otro detective en semejantes circunstancias. Dice Bevilacqua: “Las mujeres de voz grave me recuerdan a Lauren Bacall en El sueño eterno. Lo que más me admira del Marlowe que en esa película compone Humphey Bogart, algo deficitario en ciertos aspectos, es que sea capaz de aguantarle la mirada y el pulso a una hembra de tal calibre”
Además
de acercarnos a los quehaceres diarios de la Guardia Civil, a la cotidianeidad
de unos seres humanos que viven de su trabajo y lo hacen lo mejor que pueden,
la mayor aportación de las novelas de Silva es una puesta al día en los
cambios, métodos y actuaciones de este cuerpo policial en asuntos criminales y
de delincuencia. Sin duda alguna, la rapidez y vivacidad en los diálogos, la
movilidad de los escenarios, y sobre todo, las alusiones intertextuales del
sargento protagonista, acercan la obra de Silva a la novela negra americana:
por ejemplo, se repiten las escenas del delincuente al borde de una piscina
esperando la llegada del investigador y se enfatiza la profesionalidad del
mismo, ya que evita mezclar, no sin dificultades, lo laboral con lo personal.
Tras varios años trabajando juntos tienen
una relación especial, se entienden sin hablar
A los guardias civiles los conocimos por
primera vez en El Lejano país de los estanques (1998), Premio El Ojo Crítico;
la serie siguió con El Alquimista impaciente (2000) y La Niebla y la Doncella (2002);
continuo con cuatro relatos cortos en Nadie vale más que otro (2004) en el
2005 se publicó La Reina sin espejo, ambientada en Barcelona y algunos de los
personajes repetirán en el Premio Plante 2012 La Marca del Meridiano, antes
en el 2010 se publico La Estrategia del agua.
El ganador del Planeta confesó que se había
inspirado en el asesinato del alcalde de Polop de la Marina (Alicante),
ocurrido en 2007, para escribir su nueva novela, Los cuerpos extraños, que
saldrá a la venta el próximo 3 de junio.
Según anticipó Silva, “la novela arranca
con el hallazgo de una alcaldesa muerta”, matizó que el personaje “se llama
Karen y es medio danesa” y que la acción transcurre “en una provincia
indeterminada de la Comunitat Valenciana. Esta pareja
tiene fecha de caducidad, pero por fortuna aún está lejos: “La serie durará
hasta 2028, que es el año en que el personaje de Bevilacqua cumplirá 65 y se
verá obligado a jubilarse. Ellos van cumpliendo años al mismo ritmo que
nosotros durante la serie”. Aunque dejó abierta la puerta a que la agente
Chamorro siga sola en activo en la saga.
Los guardias civiles son excelentes
narradores”
Silva explicó que sigue la actualidad para
inspirarse en su trabajo y que su relación con los cuerpos y fuerzas de
seguridad del Estado le ha hecho ver a los agentes de otra manera: “Los policía
que prestan servicio en la valla de Melilla viven en la península y han de
abandonar a su familia para vigilar la valla, un trabajo en el que también han
de ver el sufrimiento ajeno”.
Dice Lorenzo Silva en el prólogo de una de
sus novelas de la serie…
Espero que el lector, y en especial el
que ya lo es de antiguo, encuentre en estas páginas aquello que después de
mucho pensarlo he llegado a creer que constituye el discreto encanto de este
paradójico sargento (y ex psicólogo en paro) y de su concienzuda y ay
insustituible ayudante: en cada cosa que hacen se les puede reconocer como
gente cercana, como dos pringados que salen adelante como pueden, que aciertan
tanto como se equivocan, y que son quienes son más allá de lo que les toca
resolver y de los prejuicios que frente a su oficio puedan existir. En suma, y si
se me permite la expresión, dos de nosotros