El guion de 'La Doncella (The Handmaiden)' está basado en la novela 'Falsa Identidad' de Sarah Waters, cambiando el Londres victoriano y dickensiano por la Corea colonizada por Japón de los años 30, aunque su historia podría verse también como una variación del retrato maquiavélico de las pasiones exacerbadas que se efectuaba en novela 'Las Relaciones Peligrosas' de Pierre Choderlos de Laclos, adaptada al cine y la televisión en innumerables ocasiones. Y es que ambos relatos nos hablan de la mentira, del amor, del sexo, de la pérdida de la inocencia y de la traición, donde las víctimas y verdugos en el arte de la seducción pueden cambiar de bando en cualquier momento, amenazando con el resurgimiento de la tragedia cuando la pasión no correspondida puede llevarte a la autodestrucción. Park Chan-wook filma todo con una elegancia apabullante y se luce especialmente cuando se centra en el erotismo latente en la relación entre la doncella y su señora.
Vemos en la película como el tío de la protagonista es un
aristócrata venido a menos, que sobrevive con la venta de libros y estampas japonesas: El shunga ( «imágenes de primavera») es un género de producción
visual japonés que tiene como tema principal la representación del sexo. Está
vinculado, principalmente, con la producción gráfica conocida como «estampas
del mundo flotante», o xilografía ukiyo-e, del período Edo (1603-1867), a
partir de imágenes de álbumes o de ilustraciones de textos de la literatura
popular de entonces, así como con la producción pictórica de la época. A pesar
de que su producción estuvo marcada por regulaciones y prohibiciones por parte
del gobierno, a pesar de la prohibición
de material «obsceno» en el Código penal japonés del año 1907 tanto artistas
como editores obtenían buenas sumas de dinero de la venta del material.
"Me gusta
contar con material previo de otros creadores, que luego puedo cambiar. En este caso fue mi esposa quien leyó la
novela y me avisó sobre las posibilidades del material. Hay elementos también
muy atractivos en el giro que logra que la historia se divida en tres partes".
El trío lo conforma una joven carterista, el falso noble -otro ladrón- que le
contrata para que se haga pasar por una criada y así le ayude a robar la
herencia de una rica mujer japonesa, y esa mujer, dominada por un tío, un
personaje volcado en su biblioteca con especial atención a los libros eróticos.
Un relato siniestro, retorcido, narrado, eso sí, con un fascinante dominio
visual.
"Yo mismo elegí los textos y los dibujos eróticos, me gusta
ese trabajo de elaboración. Por ejemplo, la película la rodé en 12 semanas y
fui bastante fiel al story-board". Por su estilo elegante, por su
crescendo de la intriga, el coreano continúa una línea hitchcockiana marcada
por Stoker. "No lo niego. Reconozco elementos de conexión, pero no fueron
conscientes. Ahora veo esos momentos cercanos a su forma de mostrar las
relaciones más intricadas entre personajes confusos, los juegos de miradas,
como en Vértigo. Recuerdo cómo mira Kim Novak el cuadro en el museo y eso se
parece a...". Mejor no desvelarlo. "Además de Hitchcock, me gustan
directores como Kurosawa, Visconti o Bergman".
'La Doncella (The Handmaiden)' al abarcar demasiados frentes, la recreación del mundo morboso y sádico del
bibliotecario queda algo desconectada de la parte central del relato al que
asistiremos desde el distinto punto de vista de los integrantes del triángulo sentimental (una idea tan
interesante como, en ocasiones, repetitiva) que nos llevará hasta su desenlace
tras pasar por varios giros de guion que jugarán con el espectador para hacerle
creer algunas mentiras piadosas. Park Chan-wook nos regala el perfume de sus
imágenes y las riega conluna brillante
banda sonora, manejando en todo su esplendor una narrativa clásica que sazona
de forma malévola con algunos elementos inesperados de cólera contemporánea,
sexo prohibido y algo de gore. Estamos frente a una película irregular y algo
caótica, pero que contiene mucho cine en mayúsculas a lo largo de los 145
minutos de proyección, consiguiendo además la inevitable complicidad de las dos
magníficas actrices protagonistas, Kim
Tae-ri y Kim Min-hee, que desnudan sus cuerpos y sus almas para atrapar al
espectador en una telaraña de seducción de la que será difícil desprenderse
incluso en los días posteriores a la visión de la película.