SOTOGRANDE
Es
la envidia de los siete pecados del hombre
el más próximo a la virtud, la envidia hace reaccionar al género humano y
desear lo que no tiene y posee el prójimo, así por envidia el rey David deseó
la mujer de su general, por envida los san culotes de la Revolución Francesa
(inventores de la moda de los pantalones de pierna entera) , desearon la vida
que llevaban sus reyes en Versalles y se vieron obligados a que rodaran
cabezas, y es la sensación que nos produce al entrar en este oasis de paz y
tranquilidad que es Sotogrande: Hay una vida más barata pero no es igual.
¡No confundiros!, los que busquen
protagonismo gratuito, ostentación de la riqueza, un lujo sobrecargado hasta
rozar lo hortera, la presencia de mucha silicona, operaciones de estéticas
visibles y cuerpos pasados a la parrilla, como S. Lorenzo; así como la
presencia de los nuevos ricos rusos o árabes; que no lo busquen aquí, que sigan
por la carretera unos cuantos kilómetros dirección este. Aquí todo es
moderación y discreción, las viviendas esconde su belleza detrás de sus muros y
solo nos permite imaginarnos lo que hay detrás de ellos, que incluso puede
resultar peor que el verlo, aquí, por
suerte para mi amiga, no hay campos de futbol, se juega al golf, al polo o como deporte popular al
pádel (ya sea de los Tres Olivos o de Puerta de Hierro).
Por cierto en mi ya famosa reunión con
Pablo Coletas Iglesias, recordadme
que utilice la virtud de la envidia para decirle que cuando llegue al poder
ponga esta humilde parcelita a disposición del club de los Descamisaos Kecapea, en honor de otro gran
demagogo de la izquierda española in illo tempore: Arrfonzzo War.
COMER CON ESTAS VISTAS AL CAMPO DE GOLF Y CENAR EN LAS CHOZAS TIPO MEMORIAS DE ÁFRICA YA DE POR SI ES UN PLACER, SI AÑADIMOS UNA BUENA COMPAÑIA ES LA GLORIA |
Trocadero
Sotogrande, ubicado a pie de playa, en el antiguo Club de Playa El Cucurucho,
cuenta con zona de restauración y beach
club. Siguiendo con la estética, filosofía e imagen de Trocadero, el nuevo
establecimiento está inspirado en el África colonial. Palmeras, jaimas, chozos,
hamacas se reparten por la extensa zona exterior, en la que hay dos piscinas,
planteando diferentes espacios a los clientes.
La
zona del restaurante tiene capacidad para más de 200 comensales y para
decorarla, se ha recurrido a Lorenzo
Queipo de Llano. La carta seguirá la estela de los otros establecimientos:
cocina mediterránea con un leve toque asiático y dedicación máxima al producto
de primera calidad.
Pues en Sotogrande en el Club de Playa
Trocadero hemos disfrutado de las vacaciones
del verano del 14(como Los Morancos de un solo día) en compañía de unos
buenos amigos y junto a mi incomparable “novia”. Por cierto, han tenido que
venir de las tierras bárbaras del norte, para volvernos a enseñar o a recordar
la filosofía de Horacio y su Carpe Diem.
Las
tres verdades del hombre:
Primero,
todos nos vamos a morir; segundo, nadie sabe el cuándo; y tercero, no nos vamos
a llevar nada de este mundo… con lo cual, pues eso… CARPE DIEM (aprovecha el
momento)
ESPEREMOS QUE SE REPITA. GRACIAS ELENA
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