Muere Ceesepe, uno de los grandes pintores de la movida madrileña,
a los 60 años

De formación autodidacta, su producción abarca desde pintura y obra gráfica (serigrafías, grabados y ediciones digitales), hasta carteles, portadas de discos e ilustraciones. Comenzó su carrera artística en los años 70 como dibujante de cómics en la prensa marginal (comics underground) como “El Víbora”, “Madriz”, “Star” o “La Luna.”Junto con García-Alix y Ouka Lele, el Hortelano y Nazario (con el que se identificaba mucho), formaron un grupo de artistas de la movida madrileña. También la gente de Barcelona, donde vivió en los 80. Mariscal, por ejemplo: con quien compartió casa y estudio y Miquel Barceló,
Portadas de algunos de sus discos
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FOTOGRAFIA DE SU AMIGA OUKA LELE que ha dicho sobre él : “Teníamos a Tolousse Lautrec en Madrid y no lo valorábamos” |


Este pintor madrileño ha dejado su impronta pop en la cartelería
publicitaria. Entre sus afiches más conocidos sobresalen los realizados para
las películas de Pedro Almodovar Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón
(1980) y La ley del deseo (1987), o sus diseños para el Festival Internacional
de Teatro de Madrid (1992), Festival Internacional de Jazz – Viajazz 2004- de
Collado Villalba, el Festival La Mar de Músicas de Cartagena (2009) o el primer
cartel para la reinauguración del Circo Price de Madrid (2007).
Ceesepe generó, sin ningún tipo de dudas, una estética propia que
lo mismo se concretó en el diseño de la portada de un disco de Golpes Bajos que
en exposiciones en Nueva York o París, una ciudad en la que tuvo abierto un
pequeño estudio. Si una de las monografías sobre su obra se titula «El arte de
morir», lo cierto es que sus imágenes transmitían una sensación festiva, sin
que faltara un ribete de melancolía. Con su aire de timidez característico
declaró, hace cuatro años, que tenía cada vez más el «síndrome Gaugin»,
necesitaba largarse a la búsqueda de una isla. «Miro a mi alrededor –dijo con
la conciencia de que los días felices estaban lejos- y pienso que quizá sea eso
de lo que va todo. De reproducir una cierta idea del paraíso en un estudio de
cien metros cuadrados en la Calle Mayor. La iconografía de Ceesepe termina por
ser uno de los testimonios ambivalentes, tan lúdico cuanto trágico, de unos
años en los que eclosionó una intensa «ley del deseo».
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