jueves, 24 de marzo de 2016

EL DESCENDIMIENTO EN EL ARTE









 El Descenso de la Cruz es una escena que forma parte del ciclo de la Pasión y que se sitúa entre la Crucifixión y el Llanto sobre Cristo muerto. Narra el episodio en que el cuerpo de Cristo es desclavado y bajado de la cruz por José de Arimatea y Nicodemo, que se ayudan, en ocasiones, de escaleras para llevar a cabo esta acción.



 En el siglo IX, Jorge de Nicomedia escribe unas oraciones que dan lugar a la representación iconográfica de María junto a la cruz besando y abrazando a su Hijo: “Cuando se le quitaron los clavos de los pies, José de Arimatea le descendió; todos rodearon el cuerpo del Señor y le pusieron en tierra. José era feliz porque había sido merecedor de tener el cuerpo de Cristo en sus brazos”.



La sobriedad de las composiciones más antiguas, donde los dos discípulos son los únicos que llevan a cabo esta acción, se va transformando al ir aumentando el número de personajes; así se irán incorporando la Virgen, que besa y se aferra a la mano de su Hijo que pende inerte al ser desclavada, y se acompaña por San Juan al que pueden agregarse María Magdalena y las santas mujeres. El aumento del número de personajes irá acompañado de un mayor repertorio de recursos que aportan expresión dramática y sentimental.

El episodio es narrado sucintamente por los cuatro evangelistas, que coinciden en que José de Arimatea pidió permiso a Pilato para descender el cuerpo de Jesús y enterrarlo

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