Hoy 9 de julio Tom Hanks cumple 60 años y lo hace
en uno de los momentos más dulces de su ya dilatada carrera. A finales de 2015
protagonizó El puente de los espías a las órdenes de su gran amigo Steven Spielberg.
Ahora lo podemos ver en Esperando al rey, en la que interpreta a un ejecutivo
norteamericano que intenta cerrar un convenio comercial con el monarca de
Arabia Saudí
Con dos Óscar de cinco nominaciones y una imagen pública impecable, Hanks se ha ido convirtiendo con el paso de los años en el actor sólido al que confiar cualquier papel aunque siempre dentro de un estilo clásico y elegante
Ha sido un niño grande, un enfermo terminal, un náufrago, un capitán, un astronauta, un espía forzoso y hasta un asesino, pero además de una buena interpretación, Tom Hanks ha puesto en cada uno de esos papeles un grado de bondad que le ha coronado a sus 60 años como la cara amable de Hollywood.
No soy demasiado guapo, ni mi cuerpo es el de un dios griego pero si la gente paga por ver cierto tipo de películas, pagarán por verme a mí”, escribía. Un vaticinio que se fue cumpliendo puntualmente. A comienzos de la década de los 80, empezó a aparecer en pequeños papeles, tanto en el cine como en la televisión. Su gran oportunidad le llegó en 1984 cuando protagonizó Un, dos, tres…Splash al lado de Daryl Hannah. A partir de ese momento intervino en una serie de comedias que le dieron una gran popularidad: Despedida de soltero, Esta casa es una ruina y Big,
Luego vendrían sus dos Oscar consecutivos al mejor actor por Philadelphia y Forrest Gump y su consolidación definitiva como rey de la comedia romántica. “Aunque las historias no tengan nada que ver con mi vida, siempre busco reconocer algo de mí en cada personaje”, confiesa. Quizá por eso haya sido capaz de ponerse en la piel de tipos normales y corrientes que, en un momento dado, se convierten en héroes, como los que tuvo que interpretar en Apolo XIII o Salvar al soldado Ryan.
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