La Legión se pensó
desde el primer momento como unidad de choque, compuesta por voluntarios, que
permitiera reducir la cantidad de bajas de personal de leva que tanto malestar
social causaba en la península. Se esperaba que se nutriera principalmente de extranjeros,
y de nacionales que buscasen huir de una vida anterior, redimirse, mediante el
servicio armado, lo que se tradujo en una bien conocida política inicial de
"nada de preguntas". El texto del Credo está formado por doce
espíritus que debe atesorar y cumplir todo Caballero Legionario. El Credo es,
además, una guía de conducta simple y fácil de memorizar a fin de permitir su
mejor aprendizaje por parte de Legionarios iletrados o extranjeros. Unida a las
ceremonias, a la uniformidad exclusiva de La Legión, a las tradiciones y al
llamado "Culto a la Muerte", el Credo conformaba la base de la
llamada mística Legionaria, creada conscientemente por su fundador, y cultivada
con afán por el Cuerpo desde entonces.
El objetivo de este adoctrinamiento era conseguir una unidad cohesionada, dispuesta a actuar como tropas de choque sin temer a la muerte. El mismo Millán Astray admitió muchas veces ser un gran admirador del bushido, obra que él mismo llegó a traducir al español durante los años 20 a partir de una edición francesa.
El objetivo de este adoctrinamiento era conseguir una unidad cohesionada, dispuesta a actuar como tropas de choque sin temer a la muerte. El mismo Millán Astray admitió muchas veces ser un gran admirador del bushido, obra que él mismo llegó a traducir al español durante los años 20 a partir de una edición francesa.
El Credo Legionario
forma parte de La Legión desde los primeros momentos, es su base espiritual,
médula y nervio, alma y rito de ella.
“Escrito en momento
de exaltación del entusiasmo y de la fe, no tiene el más leve pulimento
literario. Surgió espontáneo, como si dictásemos unas instrucciones
cualesquiera; sentíamos La Legión, pensamos en el espíritu militar y en el de
sacrificio. Queríamos que rindiesen culto al Honor militar y al Valor militar y
que, sugestionados con estos sentimientos, vencieran el instinto y no temiesen
la muerte.”
José Millan-Astray.
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