El Calendario Pirelli de 2017 se rinde a la belleza sin artificios
ni retoque.
Algo está cambiando. Y no lo decimos nosotros, sino el Calendario
Pirelli. De las intelectuales de Annie Leibovitz hemos pasado a la belleza
auténtica que propone Peter Lindbergh. Estos
dos últimos años (y ediciones) del Calendario Pirelli han demostrado que otra
feminidad es posible y que si hablamos de las mujeres más sensuales de la faz
de la Tierra resulta imposible adoptar una actitud reduccionista, porque son
muchos los atributos (físicos o no) que las hacen bellas. Hablamos de esa
arruga que surca la comisura de los labios cuando sonríe, hablamos de su
extenso conocimiento sobre una materia, hablamos de ese deje inconsciente que
acompaña sus palabras, hablamos de su afán por viajar para mamar de otras
culturas. Sí, hablamos de un todo que va más allá de un cuerpo escultural y de un
rostro bonito.
"Hacer un Calendario no sobre cuerpos perfectos, sino sobre la sensibilidad y la emoción,
"Más desnudas que un desnudo" aparecen mirando fijamente a la cámara y sin miedo a someterse al escrutinio del zoom. "El objetivo –explica Lindbergh– consistía en retratar a las mujeres de una forma diferente, y es lo que he hecho reuniendo a actrices que han jugado un papel importante en mi vida y fotografiándolas acercándome todo lo posible a ellas. Como artista siento la responsabilidad de liberar a las mujeres de la idea de la eterna juventud y de la perfección. El ideal de belleza perfecta que promueve la sociedad es un objetivo inalcanzable" y pocas cosas hay más bellas que las que surgen de lo cotidiano.
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