La Historia de Roma está llena de momentos emblemáticos y
situaciones que despiertan la curiosidad y admiración no sólo de los
aficionados a la Historia sino del gran público en general, dando lugar a
numerosas representaciones en los diferentes medios de ocio y entretenimiento,
desde el cine hasta la literatura, entre muchos otros. Pero en esta ocasión nos
gustaría señalar un momento concreto que supone un antes y un después en el
devenir del sistema político de la antigua Roma y que ocurrió por estas fechas
aproximadamente, sólo que en el año 49 a.C.
Sucedió aproximadamente en la mañana del 11 de enero del año 49 a.C., Julio Cesar, gobernador de la Galia,
al mando de sus legiones. Se detuvieron en la orilla del rio Rubicón. Guardó
silencio por unos minutos y luego con
voz decidida exclamó la famosa frase: Alea iacta est (La suerte está
echada). Y cruzo el rio muy consciente de que su decisión no tenía marcha atrás.
El Rubicón señalaba el límite entre la Galia Cisalpina e Italia, y
según la ley romana, ningún gobernador podía atravesarlo al frente de sus
tropas, so pena de ser declarado traidor a Roma. Esta
arriesgada decisión de Cesar supone la guerra civil y el principio del fin de
la República.
En un contexto de enorme inestabilidad política que estaba
lastrando y acabando poco a poco con el sistema republicano que desde siglos
atrás imperaba en Roma, se produce el conflicto entre dos facciones políticas,
como eran los optimates, con Pompeyo como líder, y los populares, encabezados
por el propio César, y que tomaban medidas más o menos favorables a la plebe (lo que podemos entender como el
pueblo llano).
Las cohortes de Cesar atacando y derrotando a la caballería pompeyana. Autor Adam Hook |
La cuestión era la siguiente: Pompeyo y el senado, hostiles y
envidiosos, recelosos del creciente poderío de César a partir de sus triunfales
operaciones militares le habían ordenado desarmar y licenciar su ejército y
regresar indefenso a Roma para someterse a la voluntad de sus opositores
políticos que lo acusarían de conspirar contra la república. Por el contrario,
si desobedecía este ultimátum y entraba a la ciudad con su ejército armado, la
guerra civil se presentaba como algo inevitable, como la única salida posible
El caso es que tal acontecimiento supone un antes y un después en
tanto que el hecho de que César y la Legio XIII Gemina, cruzaran el río que conformaba la frontera con
Roma no suponía otra cosa que una declaración de guerra. Es por ello que el
Senado, que había otorgado plenos poderes a Pompeyo, deberá hacer frente al
bando de César, dando lugar a la Guerra Civil, que duraría hasta el 46 a.C. y
que acabaría con el nombramiento de este último como dictador, poniendo fin de
manera definitiva a la experiencia republicana romana, en crisis desde
prácticamente todo el siglo anterior.
Un fragmento de la serie de televisión estadounidense, donde
se recrea esta escena histórica.
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