miércoles, 21 de enero de 2015

LOLA FLORES

Dolores Flores Ruiz; Jerez de la Frontera, 21 de Enero 1922 - Madrid, 1995.Cantante y actriz española. Hija de un tabernero, Lola demostró desde muy pequeña sus cualidades para el cante y el baile. Su admiración por Pastora Imperio le llevó a seguir con sus inquietudes hasta que conoció a Manolo Caracol, quien la tuvo en su compañía durante unos meses cuando apenas contaba con quince años. Toda la familia estuvo un tiempo en Sevilla hasta que recaló en Madrid, no sin antes conocer a otras figuras importantes de la canción como Estrellita Castro o el maestro Manuel López-Quiroga, quienes la animaron a seguir con su carrera.


Con Cayetana de Alba
 Cine y canción iban a ser los pilares sobre los que se asentaría la carrera artística de Lola tras la contienda civil. Su primera película fue Martingala (1940),  interpretando a una gitana. Su sueldo fue de 12.000 pesetas, algo nunca imaginado por ella. Durante los años cuarenta realizó una serie de giras por diversas provincias españolas, su canción más importante de aquella etapa fue “El lerele”, que pasado los años se convirtió en un gran éxito.
En la vida de Lola Flores no existe límite entró la verdad y la fantasía. Su historia es tan hermosa como, a menudo, inverosímil. Cuentan que tuvo una legión de amantes, que ganó dinero a espuertas, que guardaba sus ahorros en una bolsa de plástico de El Corte Inglés, que pidió un duro a todos los españoles para solucionar sus problemas con Hacienda, que Churchill aseguraba que era la mejor artista que jamás había visto...Ella, a menudo, ni confirmaba ni desmentía. Y, a medida que su leyenda crecía, aumentaba el poderío de sus nombres artísticos: Lola de España, La Niña de Fuego, La Faraona... En cualquier caso, como dice el proverbio italiano, Se non è vero, è ben trovato.

Sin embargo, no contenta con deambular de una ciudad a otra o ir de pueblo en pueblo, decidió montar su propia compañía con la ayuda de uno de sus primeros acompañantes. Para su proyecto (espectáculo que llamó Zambra) contrató a Manolo Caracol, iniciando una de sus etapas más fructíferas y populares, además de vivir un apasionado y turbulento romance.

El romance duró ocho años vertiginosos para alegría de los aficionados y desgracia de la familia del cantaor. De aquella relación quedaron coplas tan conocidas como La zarzamora y dos películas: Embrujo y La niña de la venta. Lola ya era conocida en el extranjero. Su repertorio aumentaba sin descanso y comenzó a grabar discos y a consolidar su carrera. “La zarzamora” fue una de sus canciones más emblemáticas de la época. Declaró en una ocasión Lola. "Con él conocí las mejores corridas de toros, los mejores hoteles, los mejores artistas". En 1951, Lola se despedía de Caracol rumbo a América.




Cesáreo González, uno de los peces gordos del cine español, le había ofrecido un tentador contrato: seis millones de pesetas para rodar seis películas en dos años. Una cantidad suficiente para recuperarse de los sinsabores de la ruptura. Diseñó largas giras por países americanos, en alguno de los cuales rodó alguna película. Fueron años de coproducciones con México, país con el que estableció un fuerte vínculo artístico alcanzando una popularidad sorprendente, tanto que después de rodar La Faraona (1955), de René Cardona, se quedó con ese nombre para siempre; también años de trabajo intenso en los que siguió combinando su interpretación cinematográfica con los espectáculos en los que cantaba muestras de su nuevo repertorio.  Cuentan que, en pleno vuelo a, Nueva York, su madre pidió permiso al comandante del avión para hacer un guiso.

LOLA FLORES - AUDREY HEPBURN - ELIOBERHANYER.
En su actuación en el Madison Square Garden de Nueva York, se  dijo de ella la crítica más famosa: “No sabe cantar, no sabe bailar, pero no se la pierdan”. Y cuánta razón tenía aquel periodista estadounidense que escribió la mítica frase.
Con Gary Cooper
Frank Sinatra y Ava Gadner con Lola
La artista alternaba el cine con giras y espectáculos teatrales. A finales de los años cincuenta ganaba una fortuna que algunos calculaban en más de un millón de pesetas por película. Su lista de éxitos sentimentales era tan larga como la artística. A Caracol le sucedieron futbolistas, toreros, directores de cine, como Gary Cooper, Aristóteles Onassis... Lola decía con guasa que Virgen no hay más que una y ésa era la Virgen María. Al final, tuvo que venir un gitano catalán del barrio del Raval para poner orden.
En 1957, la artista se casó en el monasterio del Escorial con Antonio González, El Pescaílla, creador de la rumba catalana. "Cuando me casé con él, cogía el cielo con las manos. Era un artista muy bueno, era guapísimo, pero no tenía más que la guitarra y me casé con él. Fui muy feliz y estaré con él hasta que me muera", comentaba. La Faraona tuvo tres hijos con El Pescaílla: Lolita, Antonio y Rosario. Tres "monstruos", como los llamaba su madre, dedicados a la música.


Desde El balcón de la luna (1962),  sus apariciones cinematográficas se fueron espaciando más en el tiempo, dedicándolo a sus espectáculos teatrales. Su único premio en cine se lo concedió el Sindicato Nacional del Espectáculo por su trabajo en Una señora estupenda (1967).
La bendición popular de que gozaba se extendía hasta Franco. Casi todos los 18 de julio, Lola actuaba para el general en el palacio de La Granja. Semejante simpatía le costó cara. Tras la muerte del dictador, la artista tuvo que reivindicar que ella no era de nada ni de nadie, excepto de España. Lola de España.



 Después intervino en títulos tan dispares como Trúhanes (1983), de Miguel Hermoso, o Juana la Loca... de vez en cuando (1983), una parodia histórica disparatada. También trabajó en la serie de televisión Juncal (1989), de Jaime de Armiñán, al lado de Francisco Rabal, y Carlos Saura recogió su arte en el mediometraje Sevillanas (1992). En 1994 recibió la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo, un nuevo premio que se unía al Lazo de Isabel la Católica
Si me queréis irrrse
A las dificultades políticas siguieron las fiscales. En 1987 comenzaron sus problemas con Hacienda. La artista canalizó su rabia contra el fisco embadurnando lienzos. Lo que empezó como terapia acabó como una lucrativa actividad. Sus cuadros se expusieron con éxito en Barcelona, Madrid y Miami.
Como siempre, Lola superó las crisis a base de trabajo. En 1990, le rindieron homenaje en Miami Julio Iglesias, Celia Cruz, Rocío Jurado, José Luis Rodríguez, El Puma, y su hija Lolita. En los últimos años participó en la película Sevillanas, de Carlos Saura, y en dos programas para televisión: Sabor a Lolas y Ay, Lola, Lolita, Lola.


Pocas personas sospechaban que, a pesar de esta febril actividad, Lola padecía cáncer. El primer bulto en el pecho se lo detectaron hace 25 años. Era un cáncer de mama.
"He sufrido mucho, pero ésta es la primera vez que le he pedido a Dios que me lleve con él", declaraba en una entrevista a El País. Lola no se asustaba ante la muerte. Estaba segura de que alguien como ella era eterna. "Aunque yo muera, seguiré viva. Hay vídeos en los que podrán verme".
Raza, pasión, fuerza, poder, arte… Muchos son los adjetivos que pueden definirla, aunque como las buenas estrellas ella era inmortal. .
Lola se fue, pero quedaron decenas de películas, programas, entrevistas, frases para siempre y sobre todo coplas que todos recordamos  y que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.
Ella era especial. Ella era la niña de fuego, la Faraona, la Loa de España, que tantas veces cantó y bailó.  


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