El verano es tiempo de viajes, de conocer destinos remotos, o no
tan lejanos, de trasladarnos a otros sitios y otros lugares, pero llevando
nuestra personalidad en nuestro equipaje, en nuestra maleta, y a la vuelta nos
servirá para traernos un trocito de lo visitado, el mejor suvenir es nuestro recuerdo
trasladado en nuestra maleta. Al final el viaje se convierte como ese maletín
de Mary Poppins del que no paran de salir objetos y recuerdo de nuestro viaje. Y el año que viene Dios dirá…
Las maletas que llevamos cómodamente instalada sobre ruedas, nada tienen que ver con estas maletas de Eduardo Úrculo que nos habla más bien de un largo viaje casi sin retorno o de un viajante donde tan imprescindible le es su paragua como su sombrero Panamá.
Las maletas que llevamos cómodamente instalada sobre ruedas, nada tienen que ver con estas maletas de Eduardo Úrculo que nos habla más bien de un largo viaje casi sin retorno o de un viajante donde tan imprescindible le es su paragua como su sombrero Panamá.
En la obra de Úrculo, un artista pop sin ganas de serlo, como lo
definió Calvo Serraller, el espectador reconocerá todos los motivos familiares
de su pintura : las enigmáticas figuras
de espaldas, los sombreros y las maletas, las geishas... Este repertorio de
objetos y personajes, lejanamente inspirados en las ilustraciones de moda y los
carteles art decó, evocan, con nostalgia y suave ironía, toda una región del
imaginario popular contemporáneo. El mundo de las viejas películas de
Hollywood, hecho de elegancia y de seducción, de fiestas brillantes, encuentros
fugaces y largos viajes a países exóticos.
Pintor y viajero, generoso y abierto, vitalista y reflexivo, son algunos de los rasgos de su personalidad que plasma de modo inconfundible en sus obras. Esas maletas que llenan su obra y el adiós silencioso que sugieren forman parte de esa reflexión nostálgica sobre un viaje de destino incierto que el artista propone al espectador como parte de su recorrido vital. Y junto a esa actividad implícita pero paradójicamente tranquila que subyace en sus maletas.
Pintor y viajero, generoso y abierto, vitalista y reflexivo, son algunos de los rasgos de su personalidad que plasma de modo inconfundible en sus obras. Esas maletas que llenan su obra y el adiós silencioso que sugieren forman parte de esa reflexión nostálgica sobre un viaje de destino incierto que el artista propone al espectador como parte de su recorrido vital. Y junto a esa actividad implícita pero paradójicamente tranquila que subyace en sus maletas.
Sinceramente son muy buenas maletas, me gusta mucho el estilo y estas maletas de piel eran muy resistentes. Hoy en día tambien podemos encontrar maletas muy buenas con un toque moderno.
ResponderEliminarsaludos
Para poder tener un viaje increíble no olviden llevar siempre su maletas valisa, son bastante cómodas y espaciosas para ir al campo o a alguna ciudad sin tener que dejar alguna cosa indispensable.
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