El parque y la barriada de
San Amaro existen en Ceuta desde
mediados del siglo XVII, aunque el parque no fue construido hasta comienzos del
siglo XIX. Desde las puertas de entrada, que representan los vientos de levante
y poniente, discurre un paseo ligeramente ascendente y ajardinado.
Acuarela de Chico López |
El paseo asciende hasta la ermita de San Antonio desde donde parte un sendero que bordea en monte y desde donde se disfruta de unas magníficas vistas.
Como quiera que podemos conocer la leyenda de San Amaro a través de unas crónicas, que son más una leyenda que un hecho cierto, no vienen indicaciones de su paso por nuestra ciudad y ello redunda en las verdaderas razones del porqué de ese topónimo.
Según nos relatan las crónicas, San Amaro era un abad y navegante pío de Asia que vivía obsesionado con la idea de visitar el Paraíso Terrenal. Con este fin, preguntaba a todos sus huéspedes sobre la manera más adecuada de llegar a él. Al no recibir una respuesta satisfactoria se abandonó a la desesperación y al llanto, hasta que una noche Dios se le apareció y le reveló cómo alcanzar su objetivo: Construyendo una barca y siguiendo con ella el caminar del Sol a través del “Mare Nostrum” hasta el mar de las Atlántidas..
Sea como fuere, en torno a la figura del Amaro histórico se aglutinaron toda una serie de tradiciones paganas cristianizadas presentes en Galicia y Asturias, relacionadas con los “immrama” (viajes a las islas paradisíacas del Occidente) irlandeses, y que enlazan la historia de este santo con la de abades de otros países del Arco Atlántico. Aún hoy es venerado en multitud de ermitas en el Noroeste de España y Portugal: Un concejo gallego de la provincia de Orense así como una pequeña población del concejo de Castrillón (Asturias) llevan su nombre. Además de dar nombre a una de las barriadas de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
El Parque de San Amaro es un jardín público existente ya a comienzos del siglo XIX. Era la parte final de un paseo que venía desde las antiguas baterías de Las Balsas, y servía para subir a la ermita de San Antonio.
Situado al borde de la playa, fue construido en la segunda mitad del siglo XVII el castillo de San Amaro durante el mandato de D. Sebastián González de Andía, Marqués de Valparaíso, quien gobernó la plaza de Ceuta desde 1.692 a 1.695. Con posterioridad entre 1.707 y 1.714 se hicieron importantes reformas y se instaló una poderosa batería de costa.
El principal mérito de esta fortificación, radica en que está situada en el mismo lugar por el que, una mañana de agosto de 1.415, desembarcaran las tropas de la armada portuguesa que D. Juan I fletara en Lisboa para la conquista de Ceuta, poniendo fin, setenta y siete años antes de la toma de Granada por los Reyes Católicos, a la dominación musulmana de la ciudad.
Lamentablemente, no existe en el lugar la menor constancia de tan importante acontecimiento histórico, por cuanto fue invadido por viviendas y construcciones que destrozaron su entorno.
Hoy en día, el antiguo
castillo, se supone que contenía la ermita de San Amaro, presenta un estado tan
lamentable que muestra a las claras el poco interés de nuestras autoridades
hacia la conservación de nuestra historia.
La barriada de San Amaro,
poco más al sur de la ubicación del castillo y dentro del área de influencia de
la empresa Ducar, presenta un aspecto de barriada abandonada a la mano de Dios,
o de Alá como Vds. quieran.
El comienzo de la barriada
está dominado por el solar del antiguo Parque de Artillería hoy en demolición y
la avenida de San Amaro.
¿Existe un Plan de
Ordenación Urbana? ¿No contempla la recuperación de esta barriada? La ubicación
de la zona es idónea para construir un futuro basado en el turismo y la
conservación marítima.
Recuperemos por lo menos la
antigua ermita de San Amaro y su castillo. Sería una de las perlas de nuestra
ciudad, que de paso recuperaría la denominación de Perla del Mediterráneo con
razón.
PD Anoche en un programa de radio escucho que hoy se celebra a Sanamaro (como se pronuncia en Ceuta) y cual sera mi sorpresa al comprobar que éste es uno de los santos que la Iglesia no da mucha fe de ellos.
Y nosotros y los monos del parque toda la vida encomendándonos a él...
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