Nadie es un fracasado si tiene amigos (lo tendré en cuenta y perdón por mi vena sensiblera)
“Mamá dice que cada
vez que suenan unas campanillas un ángel ha ganado sus alas ”

En el diálogo que mantiene con su protector, George le confiesa que hubiera preferido no haber nacido. El ángel toma nota y le concede el deseo. Cuando regresan al pueblo todo ha cambiado de repente y el protagonista descubre cómo sería la vida allí sin él y también la vida de las personas que conoce y que quiere.
La película es una fabulosa lección sobre el sentido de la vida y nos enseña a valorar mucho más lo que tenemos -¿qué haríamos sin ello?- y a lamentarnos menos por aquello que nos falta o no nos sale del todo bien.

Momentos felices que nunca hubieran llegado a serlo; pasiones jamás experimentadas; sorpresas que no lo fueron; diálogos perdidos; sueños ni llegados a soñar y amigos no encontrados… nada de nada.
Al final de la película, el protagonista de “Qué bello es vivir” percibe que todo lo que ha hecho a lo largo de su vida cobra sentido a la vez y tiene una justa compensación. Se da cuenta de que, a pesar de lo que él creía, cuando toda la gente a la que ayudó advierte su necesidad, acuden al rescate… como tantas otras veces lo había hecho antes él mismo con los demás
No hay comentarios:
Publicar un comentario