Triángulo amoroso.
Parmigiano. Vulcano en su forja con Marte Y venus |
Afrodita /Venus engañaba a su esposo Hefesto /Vulcano en su
propio lecho con Ares/Marte, dios de la guerra. Hefesto se enteró por Helios,
deidad del Sol y entró en cólera. Como era un hábil herrero, preparó una trampa
muy ingeniosa para capturar ‘in fraganti’ a los amantes adúlteros: una sutil
red metálica que caería sobre ellos en la cama y los inmovilizaría de tal modo
que no pudieran siquiera moverse. Quedarían atrapados y sujetos a su voluntad.
Así lo dispuso y funcionó. Los amantes cayeron,
literalmente, en sus redes.
Hefesto convocó a los demás dioses del Olimpo para que
fueran testigos de la infidelidad de su mujer, con el propósito de humillarla y
avergonzar también al vanidoso Ares. Así sucedió: Acudieron Poseidón /Neptuno,
Hermes /Mercurio y Helios. Las diosas,
por decoro, no asistieron al 'evento'. Los tres dioses
presentes contemplaron a los amantes atrapados y mostrando su vulnerable y
culposa desnudez. Rieron mucho con la escena.
Hefesto, menos divertido, exigió a Zeus/Júpiter que le devolviera la dote que había entregado
por Afrodita. Después de negociar se conformó con una compensación pagada por
Ares.
Poseidón ofreció ser el fiador de la deuda hasta tanto
Ares estuviera en condiciones de pagarla.
Hermes, por su lado, confesó -sin vergüenza alguna- que con gusto cambiaría su lugar con Ares, con tal de estar en la cama con Afrodita.
Hermes, por su lado, confesó -sin vergüenza alguna- que con gusto cambiaría su lugar con Ares, con tal de estar en la cama con Afrodita.
Finalmente los amantes fueron liberados y la vida de
los olímpicos continuó sin grandes cambios.
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