Leo un artículo de Javier Marías en el País Semanal del 20 de Octubre y a colación me acuerdo de estas fotos que en su día me hicieron gracia y sirven como fondo del argumento
Sobre la imbecilidad se vienen soltando
sentencias desde la Antigüedad. Se atribuye a Plinio la
frase “Si los tontos volaran no se vería
el sol”, y a menudo es citada por mis colegas la irónica vacilación de
Einstein: “Sólo hay dos cosas infinitas:
el universo y la estupidez humana, y carezco de certeza acerca de la primera
soy incapaz de juzgar con ecuanimidad
la decisión del Estado de Ohio, que además se aprestaban a imitar, en cuanto
entrara en vigor, varios Estados más de los llamados Unidos, a saber: se ha sancionado como “discriminatorio”
hacia los ciegos que, como sucedía hasta ahora, no se les permita tener
licencia de armas, ni portarlas ni hacer uso de ellas, de modo que a partir de
la nueva ley estarán autorizados a poseer arsenales y a pasearlos por las
calles, ya que, como ustedes sabrán, los fanáticos de la NRA o
Asociación Nacional del Rifle no se suelen contentar con guardar un Colt o una
Glock en sus hogares, sino que se proveen con frecuencia de metralletas,
granadas, fusiles de asalto y hasta bazookas o sus equivalentes más
modernos. A partir de cierta edad los conductores de coches son sometidos a
pruebas médicas periódicas para comprobar cómo andan de reflejos y de la vista,
y el carnet no se renueva a los que no las pasan, por el peligro que suponen.
Varios Estados americanos, en cambio, con el de Ohio a la cabeza, han
dictaminado que privar del derecho a la tenencia y uso de armas a quienes no
ven ni torta y podrían disparar “al bulto” y a voleo, no es una medida sensata
y prudente, sino “discriminatoria” con los pobres e indefensos invidentes. Por
si acaso, no pondré pie en Ohio, temeroso de encontrarme con tipos fieros que
en una mano lleven bastón blanco y en la otra un Kalashnikov de gatillo
paranoico y fácil, que apretarán “de oído”.
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